Brighton: Visita al Royal Pavilion
La ciudad de Brighton tiene una larga historia en relación con el turismo. Es la ciudad costera favorita de los ingleses y ha sido uno de los balnearios mas tradicionales desde el siglo XVIII.
Ya a partir de 1740 se hablaba de las bondades de las terapias con agua de mar en esta ciudad, lo que hoy llamamos thalasoterapia, atrajo a las altas clases del país hacia Brighton hasta convertirla en un clásico en el panorama británico.
Pero el gran impulso vino de la mano del rey Jorge IV, regente durante la enfermedad de su padre y luego rey hasta 1830. Jorge IV visitó por primera vez Brighton en 1783 siendo aún príncipe, y encontró en el pequeño pueblo marinero un ambiente ideal para vivir allí largas temporadas. Es cuando se pone de moda entre la alta burguesía y se la conoce como la "Londres junto al mar".
Brighton va convirtiéndose en una ciudad elegante, especialmente gracias a la construcción de casas y mansiones de grandes familias cuyos herederos formaban parte de la corte de amigos del príncipe. Hablamos de la época en que brilla el estilo arquitectónica de la Regencia, y en Brighton encontramos algunos ejemplos muy bonitos como las llamadas "terrazas Georgianas" que comienzan a construirse en 1780.
Jorge IV era mujeriego, excéntrico y gastador. A su alrededor todo era fiesta y despilfarro y Brighton fue el gran escenario de este estilo de vida lleno de glamour y mas de un exceso. Su vida se desarrollaba en una mansión llamada Maritim Pavilion que pronto quedó pequeña para sus fiestas.
Es así que en 1815, ya siendo Rey, contrata al mas famoso arquitecto de la época, John Nash, para que construya una residencia real a su medida. Así nace el Royal Pavilion en el corazón de Brighton, con una explosión de imaginación y con grandes avances para las construcciones de la época.
El Royal Pavilion sigue la visión espectacular y mundana de Jorge IV: es un enorme palacio construido para ser disfrutado, extravagante y llamativo (como le gustaba al rey). Se construyó además como gran expositor de las tendencias que mas interesaban al monarca, especialmente de todo lo que provenía de Oriente.
El exterior nos lleva a un ambiente romántico de cuentos orientales con sus cúpulas, torres y minaretes. En el interior, se dio especial importancia a los espacios preparados para los grandes banquetes y fiestas que tanto gustaban a Jorge IV. Se construye una enorme cocina con lo mas moderno en servicios para la época y dos enormes salones para banquetes con una decoración exquisita.
El Royal Pavilion fue el primer edifico de Gran Bretaña en contar con electricidad e iluminación a gas en todas sus estancias, así como un sistema propio de calefacción que aseguraba largas reuniones y estancias agradables a los invitados que pasaban largas temporadas junto al rey en Brighton.
El edificio estuvo en permanente construcción y crecimiento durante todo el reinado de Jorge IV (hasta 1830) y el propio rey guiaba a sus amigos, planos en mano, para que conocieran los adelantos de la obra.
Incorporó cuartos de baño para sus huéspedes (incluyendo un sistema que aseguraba agua en cualquier estancia), fogones de carbón y de gas para la enorme cocina, iluminación decorativa para resaltar la belleza de las vidrierías y decoraciones, y un amplio jardín lleno de parterres y espacios sociales como pérgolas y cenadores donde continuar la fiesta.
Durante los siguientes reinados, Brighton no gozó del mismo favor que durante la Regencia y reinado e Jorge IV. Tal vez para despegarse un poco de un estilo excesivo, la sociedad de la época victoriana no miraba con buenos ojos este magnífico edificio.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Royal Pavilion sirvió de hospital, y los suelos del salón de música, donde antes bailaba la alta sociedad de la Inglatera georgiana, se llenaron de camillas y moribundos.
El Royal Pavilion es hoy una de las visitas ineludibles durante una vista de Brighton, para conocer mucho mas sobre aquella época de opulencia y también la historia que vino después.
Sitio web | Pavilion Foundation
Foto | (British) Dave
En Diario del viajero | ¿Cómo nació la costumbre de enviar o comprar postales mientras viajamos?