Si quieres conocer el ambiente tradicional de Albania, date prisa. Al abrir las puertas al mundo y darse a conocer, también se permite la entrada a influencias que van desdibujando la identidad propia. El bazar de Kruja, en Albania, es un ejemplo.
Aún pueden verse artesanías populares, las piezas de telar con sus colores tradicionales que los verás en casi todos los pueblos de los Balcanes, las vestimentas, la cultura típica en cada puesto. Sin embargo, como nos cuenta el vídeo que traemos, los productos chinos van llegando como una marea y no tardaremos en ver los tejidos tradicionales junto al globalizado gato dorado que sube y baja el bracito.
Recuerdo la primera vez que fui a Sarajevo, aún existía Yugoslavia, y el bazar mantenía su ambiente otomano con celosías que se cerraban al paso de los "occidentales". Ya en mi segunda visita, Croacia y Serbia eran una realidad, en las mismas callejuelas comenzaban a verse los productos que podrías haber comprado en el negocio de "los chinos" de tu barrio.
¡Qué difícil equilibrio! Mantener lo propio, valorarlo, exhibirlo y que no pierda espacio ni protagonismo frente al souvenir globalizado e impersonal.
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