Continuamos con el reportaje sobre el Festival de la Canción de Estonia o Laulupidu celebrado este fin de semana en Tallinn.
El sábado la actuación empezó a las ocho de la tarde (una hora más tarde de lo previsto, debido al retraso de los coros durante el desfile). Tras el encendido de la antorcha y el himno nacional, se produjo el discurso del presidente y comenzó una selección de canciones tradicionales.
El primer día del festival está centrado en la exhibición artística. Después de que todos los coros (25.000 cantantes) cantasen las primeras canciones, pasaron a coros reducidos cantando piezas clásicas, muchas de ellas de origen religioso. También hubo lugar para las composiciones instrumentales, incluyendo un 'popurrí' de canciones de la época de la lucha por la independencia.
Algunas de las canciones del sábado fueron compuestas o 'retocadas' exclusivamente para este festival. Participar en el Laulupidu como cantante o músico es considerado todo un honor, no digamos ya como compositor o director de coro. El folklore estonio es riquísimo en canciones y es muy difícil seleccionar, cada cinco años, las que se cantarán.
Lo peor de todo fue sin duda el tiempo. El verano estonio nos deleitó con lluvia y frío, y la venta de chubasqueros se convirtió en el negocio más rentable del día. El tiempo deslució el evento y provocó que gran parte del público se comenzara a marchar.
A esto hay que sumarle la incapacidad de las autoridades para ofrecer servicios reforzados de transporte público (¡a pesar de que es el mayor movimiento de personas en todo el país cada cinco años!). Los pocos autobuses disponibles estaban tan abarrotados que a la mayoría nos tocó un paseo hasta el centro de media hora bajo la lluvia.
El domingo, sin embargo, el tiempo fue mayormente soleado y pudimos disfrutar al 100% del espectáculo. Durante la sesión del domingo, que comenzó a las dos de la tarde, la protagonista fue la música popular. Toda la jornada fue un verdadero festival, con el público uniéndose a los coros en muchas de las canciones. Más de 100.000 personas, en total.
Comenzó con piezas instrumentales interpretadas por una orquesta de 1700 músicos. Después fue el turno del coro de hombres, luego el de mujeres, a continuación el de jóvenes y finalmente el de niños (que son los que más disfrutan actuando, a juzgar por la pasión con la que cantan).
Finalmente se unieron todos los coros para cantar las canciones más populares a modo de cierre. Durante la época soviética, mientras que todo el festival estaba dedicado a himnos militares y canciones ideológicas, eran precisamente estas pocas canciones populares del cierre las que mantenían vivo el festival. Era prácticamente el único momento en que, cada cinco años, se exaltaba la cultura estonia, cantando sobre su isamaa ('tierra paterna') y emakeel ('lengua materna').
La antepenúltima canción fue la preciosa Ta lendab mesipuu poole ('Vuela hacia la colmena'), una metáfora sobre los estonios refugiados y desplazados fuera de su país y que suele ser una de las canciones que más se repite en el festival.
Después, Mu isamaa on minu arm ('Mi patria es mi amor'). Esta canción es fija en el repertorio, está considerada prácticamente un segundo himno nacional, y de hecho la escultura de su compositor, Gustav Ernesaks, preside el Campo de las Canciones. Era una canción expresamente prohibida en la URSS, que sin embargo se seguía cantando en los festivales de la canción, en uno de los pocos actos de resistencia ante el férreo régimen.
El festival acabó con Kodumaa ('Hogar'), con el público entregado uniéndose a los coros. Una vez acabada la actuación, los coros aún nos obsequiaron con alguna canción de propina mientras los 30.000 cantantes iban desalojando el escenario.
La marea humana comenzó entonces a abandonar el Lauluväljak. Fue una de las muy pocas ocasiones en las que se pueden ver las calles cortadas en Tallinn. Los estonios son muy poco dados a ningún tipo de manifestación colectiva, lo que hace todavía más remarcable la cantidad de gente que se reúne en el Laulupidu.
Los próximos festivales
La próxima ocasión para disfrutar de este espectáculo será el festival infantil y juvenil, en 2011. El próximo Laulupidu no será hasta dentro de cinco años, en julio de 2014. Es posible, sin embargo, que se celebre algún tipo de festival conmemorativo antes de esta fecha. Por ejemplo, el verano pasado se celebró el Öölaulupidu ('Festival Nocturno de la Canción'), en conmemoración del XX aniversario de la Revolución de las Canciones, donde se cantaron las canciones de corte más patriótico en un momento especialmente delicado por la guerra en Georgia.
En la vecina Letonia se celebra un evento muy similar, el Dziesmusvetki, con la misma filosofía que en el caso estonio: reunirse cada cinco años para exaltar la música y la cultura nacional. Ambos países han vivido paralelamente las mismas guerras, ocupaciones y periodos de paz e independencia. El último festival letón se celebró el verano pasado, con lo que el próximo será en 2013.
Un pequeño aperitivo para que la espera hasta entonces sea más leve, un vídeo del coro y público cantando Kaunimad Laulud ('Bellas Canciones') el pasado domingo.
Imágenes | Ignacio Munguía En Diario del Viajero | Laulupidu: el Festival de la Canción de Estonia (I)