Madrid está llena de tesoros que podemos encontrar a muy pocos killómetros de la capital. Pueblos que ofrecen el plan perfecto para pasar el día o para escaparse un fin de semana y descubrir todo lo que ofrecen las maravillosas zonas rurales de esta Comunidad Autónoma.
Uno de ellos es Olmeda de las Fuentes, un pueblo que pertenece a la "Alcarria Madrileña" zona que se caracteriza por sus frondosos paisajes llenos de robles y encinas.
Este pueblo es muy especial y se nota de inmediato. Al empezar a explorar sus empinadas calles llenas de casas blancas, fachadas armoniosas y numerosas fuentes (de ahí su nombre), es fácil que la mente se traslade de forma automática a Andalucía. Su espíritu tranquilo donde parece que el tiempo se ha detenido y sus preciosos rincones lo convierten en un sitio perfecto para desconectar y recargarse de paz y sociego.
Tal vez ese haya sido el motivo por el cual ha sido elegido por varios pintores como su hogar y fuente de inspiración desde la década de los 60. Muchos y muy reconocidos se encuentran en la lista de hijos adoptivos de esta localidad, entre los que se encuentran personajes tan famosos como Pilar Aranda o Vela Zanetti.
Qué hacer en Olmeda de las Fuentes
Pasear por el casco urbano de Olmeda de las Fuentes es ya un plan que te hace disfrutar. Descubrir la Plaza de la Villa o cualquiera de sus numerosos miradores se convierten en toda una experiencia por los paisajes que permiten descubrir.
Desde ahí se puede apreciar la riqueza natural de la zona, que también ha permitido crear una red de sendas y caminos, con tramos que suman aproximadamente 40 kilómetros y diferentes niveles de dificultad. Un plan que tanto senderistas amateurs o expertos eligen por la belleza de sus paisajes.
Un pueblo en el que se respira arte
Como no podría ser de otra manera, en Olmeda de las Fuentes se respira arte tanto en su ambiente como en los planes que ofrece a quienes le visitan. Uno de los más conocidos es "La Ruta de los Pintores" un paseo que permite visitar las casas de los artistas más destacados y que se identifican fácilmente porque en cada fachada se expone alguna de sus obras más representativas.
La Iglesia de San Pedro Apóstol es otra de las grandes atracciones, ya que su enclave y estilo románico le hacen sobresalir de la uniformidad arquitectónica del pueblo. Además de ser un punto de encuentro espiritual, también alberga una importante colección de obras de arte que han sido cedidas por los pintores que han residido aquí.
Por último, no podemos dejar de mencionar la fantástica gastronomía que se puede disfutar allí y su famosa miel, el souvenir más tradicional de una visita a este encantador pueblo.
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