En el listado de patrimonio mundial reconocido por la Unesco ocupan un lugar importante los Patrimonios Culturales inmateriales, que acaban de acoger nuevos miembros. Se trata de tradiciones y costumbres de diversa índole y que merecen ser respetadas, cuidadas y conservadas por su valor cultural.
En España, la Unesco ha reconocido al flamenco, a la dieta mediterránea, a los "castells" catalanes, al canto de la Sibila mallorquín y la cetrería. Estos cinco nuevos elementos propios españoles han sido incluidos en el listado en una reunión del Comité Intergubernamental de la Unesco, en Nairobi.
El flamenco es toda una cultura y modo de expresión artística, un género español de música y danza que se originó en Andalucía en el siglo XVIII, que tiene como base la música y la danza andaluza. La pasión, la seducción y el "alma" son cualidades que lo hacen indiscutible merecedor de esta distinción, como lo fuera el tango en su momento.
La dieta mediterránea incluye un modo de alimentación sano y equilibrado con productos de calidad propios de esta zona, como frutas, verduras, el aceite de oliva o los pescados... La dieta mediterránea era una candidatura conjunta con Italia, Grecia y Marruecos, pues evidentemente se comparten los beneficios de esta alimentación. No sólo se refiere a los alimentos concretos sino también a las prácticas y tradiciones relacionadas con la alimentación humana, que van desde la tierra a la mesa, abarcando los cultivos, las cosechas y la pesca, así como la conservación, transformación y preparación de los alimentos.
Los "castells" o castillos catalanes son las torres humanas que se levantan en las plazas de Cataluña desde hace doscientos años y que han llegado hasta los diez pisos en algunas ocasiones. Es un espectáculo digno de presenciar y que requiere grandes entrenamientos para los participantes. Colocándose sucesivamente unos encima de los hombros de los otros, los “castellers” forman torres humanas, empezando la base de la torre o "pinya" (hasta cinco hombres extremadamente robustos) sosteniendo un "tronc" o tronco, la estructura principal, donde se elevan muchachas o muchachos jóvenes más esbeltos y por último, la “pom de dalt”, la sección formada por los últimos pisos de la torre conformada por niños y niñas.
El Canto de la Sibila es un canto litúrgico de origen medieval, relacionado con el canto gregoriano, que se interpreta en la misa del Gallo en las iglesias de Mallorca. Las versiones del canto interpretadas en la isla se ejecutan a cappella, con un toque de órgano, y una cuidada representación e indumentaria.
La cetrería es el arte de cazar con aves rapaces, especialmente con halcones, azores y otras aves para la captura de determinadas especies. Se suelen hacer demostraciones de este arte muchas veces con finalidad didáctica pero también como atracción turística. La cetrería se presentaba junto a Emiratos Árabes Unidos, Bélgica, República Checa, Francia, República de Corea, Mongolia, Qatar, Arabia Saudí, Siria y también Marruecos.
Como vemos, un listado heterogéneo en el que se mezclan cante y baile, estilos de vida nutricionales, espectáculos tradicionales o un arte de caza. Sin duda creo que todos merecen un puesto en esta lista de Patrimonios Culturales de la Humanidad, no sólo por lo simbólico de su reconocimiento sino porque de este modo se impulsará su conservación y transmisión a lo largo del tiempo.
Vía | Levante Sitio Oficial | UNESCO Fotos | bazylek100 y JuanJaén en Flickr-CC En Diario del viajero | Nuevos Patrimonios de la Humanidad, La ceremonia del maíz en Guatemala