Los iconos de la Puerta del Sol de Madrid
La Puerta del Sol de Madrid es una de las plazas más populares de España, en buena parte debido a las populares campanadas de Nochevieja que se retransmiten desde aquí cada año desde 1962. Es, además, un punto kilométrico muy señalado en el país y uno de los lugares más turísticos de la zona centro de Madrid.
Presidiendo la Puerta del Sol encontramos la Casa de Correos, coronada con su reloj de torre, su edificio más antiguo, del siglo XVIII. Pero este edificio, ahora sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, y su famoso reloj, no son los únicos elementos icónicos de esta popular plaza. Conozcamos el resto.
Fotos | Roberto Arévalo
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El cartel del Tío Pepe
Este luminoso que anuncia el vino de las bodegas jerezanas González Byas lleva en la Puerta del Sol desde 1935 y fue uno de los pocos carteles de este tipo indultados por el ayuntamiento de Madrid, ya que otros fueron retirados para dar mejor imagen de la ciudad. Desde hace unos meses ocupa la parte superior del número 11 de la plaza, frente a la Real Casa de Correos, después de haberse retirado de su anterior ubicación en el número 1. En su restauración, se consiguió reducir su peso de 70 toneladas hasta 24.Foto: Roberto Arévalo
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El kilómetro cero
Justo delante de la Real Casa de Correos, ese edificio en el que nos dan las uvas de Nochevieja, encontramos la placa que nos informa de que estamos en el kilómetro cero de las carreteras nacionales radiales. Sólo las seis primeras aparecen representadas en esta placa, que se instaló en 1950 y fue sustituida por otra en 2009 debido al desgaste, pero de aquí también parten el resto de radiales. Es muy común encontrarse aquí a turistas agolpados haciéndose fotos de sus pies. Foto: Roberto Arévalo
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La estatua de la Mariblanca
Cerca de la calle Arenal encontramos una estatua conocida como la Mariblanca, de autor desconocido, que formaba parte de la Fuente de la Fe que se ubicaba en la Puerta del Sol en 1625. En realidad, lo que vemos ahora es una copia, puesto que la original se conserva en la Casa de la Villa de Madrid. Antes de llegar a dicha ubicación, fue movida a diferentes lugares de la ciudad: la Plaza de las Descalzas, El Retiro, el Paseo de Recoletos o el Museo de Historia de Madrid. Foto: Roberto Arévalo
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La estatua ecuestre de Carlos III
Conocido popularmente como el mejor alcalde de Madrid por sus labores de renovación de la ciudad, Carlos III realmente nunca ocupó tal puesto. Pero el reconocimiento de Madrid al el monarca siempre ha sido generoso, y por esto en 1994 se decidió colocar una estatua suya en algún punto del centro. Tras un referéndum popular, se decidió que la Puerta del Sol sería el emplazamiento de esta estatua ecuestre, reproducción en bronce de Miguel Ángel Rodríguez, Eduardo Zancada y Tomás Bañuelos Ramón de la obra de Juan Pascual de Mena que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Foto: Roberto Arévalo
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La pastelería Mallorquina
Desde 1894, la pastelería Mallorquina ocupa la esquina de la Puerta del Sol con la calle Mayor. Comenzó como tienda y café de tertulia, más tarde fue cafetería y salón de té, y en la actualidad es una tienda bastante abarrotada de turistas y madrileños que buscan sus dulces y pasteles típicos. Foto: Roberto Arévalo
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Estatua del Oso y el Madroño
Y no nos olvidamos del que es uno de los emblemas de esta popular plaza: la estatua del Oso y el Madroño. Sí, ese sitio en el que todos los madrileños quedan cuando se citan en la Puerta del Sol, como si no fuese a haber nadie más allí esperando. Representa las armas heráldicas de la villa de Madrid, y actualmente se sitúa entre la carrera de San Jerónimo y la calle Alcalá. Este punto no siempre ha sido su ubicación, aunque nunca ha salido de la plaza. Foto: Roberto Arévalo
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Las bocas de Metro de Sol
La Puerta del Sol cuenta con cuatro bocas de metro que bajan hasta la estación Sol y otro acceso por ascensor. Pero de todos ellos el que más llama la atención es el inaugurado en 2009, conocido por algunos como “el iglú”, “la doble joroba”, o como yo lo llamo, el gusano metálico. No llegó sin polémica, como pasa siempre que un elemento moderno irrumpe en un ambiente tradicional, pero con el tiempo se está convirtiendo en otro de los iconos de la Puerta del Sol. Foto: Roberto Arévalo
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