A sólo 10 kilómetros del centro de Oviedo encontramos un pueblo que nació a la vera de un manantial. Hablo de Las Caldas, un típico pueblo-balneario que debe su existencia al descubrimiento de una fuente de aguas termales.
Estos días estuve por Asturias, y fue muy agradable encontrar una opción diferente en el Principado. Es verdad que hay alguna que otra muestra de turismo termal en Asturias, pero Las Caldas se muestra como el sitio a visitar si te gusta este tipo de "escapadas" de relax.
Tan relajante es su efecto, que hoy en día aconsejan no "pasarse" y de hecho, los tratamientos de agua modernos que se ofrecen tienen aguas menos potentes y calentadas usando la energía térmica, para poder disfrutar de un día completo de actividades.
Cuando en Estados Unidos se estaba fundando al misión jesuítica que diera origen a la ciudad de San Francisco, o George Washington era elegido el primer presidente de Estados Unidos, abría sus puertas el hotel-balneario. Toda una institución que brilló por su elegancia y la calidad d su servicio.
Se hizo su propio espacio en el panorama de los grandes balnearios europeos del siglo XIX y principios del XX, épocas de elegantes señoras encorsetadas y caballeros muy trajeados, de grandes recepciones en el antiguo oficio que aún conserva todo aquel esplendor en el "Salón de los Espejos".
El Gran Hotel contaba con servicio propio de transporte desde Oviedo a través de un coche de caballos que tardaba una hora en recorrer los pocos kilómetros que los separaba. Al brillo de estas actividades de la sociedad mas acomodada de la época, nacieron otros establecimientos alrededor y así creció el pueblo-balneario Las Caldas: fondas, posadas, restaurantes que daban a todo tipo de viajeros que venían "a tomar los baños".
Lo cierto es que Las Caldas hoy, después de una gran inversión en los últimos años, es uno de los balnearios mas completos, modernos y arquitectónicamente encantadores del Europa. Se ha sabido conservar el encanto clásico de habitaciones y salones de principios del siglo XX, con el estilo mas despojado y espacioso de la arquitectura contemporánea.
Un lugar ideal para dejarse llevar por el cálido abrazo de las aguas termales, bajo una cúpula (réplica a escala del Panteón de Roma), las piscinas cubiertas y al aire libre, los masajes del agua, el calor de las saunas o las inmersiones en antiguas bañeras romanas de mármol remozadas y conservadas para el uso actual.
Una escapada para dejarse abrazar por el agua, el calor y la historia de un rincón para descubrir en Asturias.
En Diario del viajero | Benassal: la zona termal y su agua mineral