Un lugar en el que siempre me detengo cuando visito Santander es el monumento a los Raqueros, situado en el puerto, muy cerca del Club Náutico.
Desde pequeña, su historia me ha llamado mucho la atención. “Raquero” era el nombre que recibían los niños marginales y pobres que, a finales del siglo XIX y principios del XX, frecuentaban la zona del puerto de Santander para ganarse la vida.
¿Y cómo hacían esto? Muy sencillo: además de con pequeños robos, los raqueros se tiraban al mar para sacar las monedas que, los tripulantes de los barcos o cualquier curioso desde los muelles, arrojaban al agua con el objeto de divertirse un poco.
El monumento a los Raqueros está compuesto por cuatro estatuas de tamaño natural en representación de cuatro niños: uno de pie, dos sentados, y un cuarto tirándose de cabeza al mar. Las estatuas son muy realistas, y casi siempre hay gente a su alrededor haciéndose fotos con ellas.
Cuando visitéis Santander no paséis por alto este curioso monumento que a mi personalmente siempre me saca una sonrisa. Quizá sea porque me recuerda a mi infancia, cuando mi madre, para regañarme por haber sido maleducada, usaba esta palabra tan cántabra: “¡Eres una raquera!”.
Foto | Enrique A. García Jiménez
En Diario del Viajero | El Palacio de la Magdalena en Santander
En Diario del Viajero | Ruta por Cantabria: San Vicente de la Barquera
En Diario del Viajero | Ruta por Cantabria: Bárcena Mayor y los valles del interior