Los castros son restos de antiguas ciudades fortificadas, que pueden encontrarse en una amplia zona del noroeste de la Península Ibérica y algunos de los mejores ejemplos los encontramos en la zona de Rias Baixas gallegas, aunque encontramos restos de castros hasta la costa cantábrica.
El hombre vivió en estas tierras desde épocas prehistóricas. Hoy podemos seguir sus pasos y reconstruir cómo era su vida gracias justamente a este tipo de vestigios. Los castros más antiguos de la cultura castreña con desarrollo en los siglos VII y VI a.C., podrían ser los de Penalba o Torroso en la provincia de Pontevedra.
A nuestros días han llegado los cimientos de las antiguas casas que formaban estos poblados fortificados. Los castros tienen en su mayoría planta circular y se cree que tenían techos de ramas y barro. Estos poblados no tenían vías o calles como las que conocemos sino que eran simples agrupaciones de habitaciones o casas.
Mirando la estructura de los castros, podemos imaginarnos aquellos pueblos primitivos pre-romanos, protegidos detras de un foso y una muralla de piedras. Se ubican tanto sobre la costa, con magníficas vistas al mar (como el castro de Santa Tegra en la desembocadura del río Miño que vemos en las fotos), como en el interior (como el castro de Coaña en Asturias), o en la montaña.
La amplia zona de la cultura castreña se extiende por Portugal, Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León. Algunos de los ejemplos que podemos visitar son:
- Castro de Santa Tegra, A Guarda, Pontevedra
- Castro e Baroña, A Coruña (fotos)
- Castro de San Cibrao, Ourense
- Castro de Troña, en Mondariz, Pontevedra
- Castro del Castiellu de Llagú cerca de Oviedo, Asturias
- Castro de Chao Samartin en Castro, Asturias
- Castro de la Peña de Sámano, en Castro Urdiales, Cantabria
- Castro de Las Cogotas, en Cardeñosa, Ávila
La estructura "urbana" de los castros nos muestra casi siempre una zona alta con mayor perspectiva sobre los alrededores, una zona de viviendas y en ocasiones una zona con divisiones para ganado o cultivos. Estas áreas suelen estar divididas entre sí tambien por fosos y murallas.
El castro tenía una única entrada para facilitar el control de acceso y facilitiar su defensa. Si bien no han llegado hasta nuestros días, se supone que esas entradas se cerraban con puertas de madera. A pesar de la compleja red de parapetos, terraplenes y murallas que rodean y dan forma a los castros, se han descubierto pocas armas entre sus restos por lo que los estudiosos creen que estas estructuras tenían por función demostrar poderío o jerarquía mas que defender propiamente dicho.
Un recorrido por alguno de estos "castros" nos lleva en un viaje por la historia.
Fotos | Castro de Santa Tegra (Rías Baixas) Dorfun en Flickr Más info | e-Castrexo En Diario del Viajero | Rías Baixas por descubrir