Si te gustan las historias de caballeros y justas, la arquitectura románica y los entornos naturales de excepción, debes tomar nota de un lugar único para conocer: el Castillo de Loarre, en Huesca.
Se dice que es una de las obras románicas mejor conservadas de Europa, sus murallas, interiores, patios y alrededores sirvieron de escenario a Ridley Scott para rodar fragmentos de “El Reino de los Cielos”.
El castillo se levanta en un promontorio rocoso a los pies de los Pirineos. El tiempo parece haberse detenido allí y que el castillo estuviera en ese lugar desde siempre, sobre esas rocas grises y remotas. Sus torres recortando eternamente el cielo aragonés.
Las laderas que lo rodean están tapizadas de pinos, almendros y olivos. Desde los valles soplan vientos fríos, pero cargados del olor de las especias de la zona. Las vistas desde cualquier ángulo, al acercarte, son impresionantes. Y una vez allí, inolvidables.
Los orígenes de Loarre se remontan a la presencia de Roma en Hispania. Los historiadores creen que Loarre fue la antigua Calagurris Fibulariensis, cuyo pueblo ofreció su ayuda a Julio César enviando a sus mejores hombres a luchar a su lado en la batalla de Lérida en agosto del año 49 antes de Cristo.
Para el año 1016 Loarre era fortaleza fronteriza bajo el Rey de Aragón, Sancho el Mayor III. Los restos más antiguos del castillo que podemos ver, fueron construidos en este período (1015-1023) para proteger al reino del poder de Yahyà b. Mundir al-Muzaffar con sede en Zaragoza y una fortaleza cercana en Ayerbe.
El castillo fue usado como residencia real a lo largo de casi 100 años. Esta parte primitiva del castillo tiene una capilla así como la Torre de la Reina y la del Homenaje. Esta última se eleva 22 metros y sus muros tienen casi 2 metros de espesor.
La ubicación del Castillo de Loarre le otorgó un papel estratégico principal dentro de la cadena de castillos defensivos de la región de Huesca. Vivió 8 años bajo el poder musulmán (1062-1070) hasta que el rey Sancho Ramírez lo recuperó.
Durante este nuevo período cristiano se construyó la hermosa iglesia románica y un monasterio agustiniano aprovechando los pocos kilómetros que la separan de la ruta de peregrinación que iba desde Jaca a Puente La Reina.
La iglesia de San Pedro, entre sus murallas, es una obra de arte, con una amplísima nave cuyos cuatro pilaes convergen para sostener una cúpula, todo iluminado por las nuevas vidrierías que sus artesanos construyeron importando nuevas ideas renovadoras, combinándolas con la solidez de sus 82 columnas románicas.
Un detalle impresionante de diseño: el castillo contaba originalmente con una única ventana: el mirador de la Reina, que daba a los reyes y nobles una vista impresionante a todo el paisaje circundante.
El rey Sancho Ramírez continuó usando el castillo temporalmente hasta su muerte en 1094, y a partir de allí se convierte en el asiento de los gobernadores reales.
En el siglo XIII se construye la muralla exterior para proteger al pueblo que se había formado a los pies del castillo y vienen tiempos más o menos pacíficos. Con algunos sobresaltos por agresiones en el 1413-14, continùa desarrollándose la vida por varios siglos.
La importancia del castillo, su figura de extraordinario diseño que se adapta al paisaje, su valor histórico, vuelven a tomar protagonismo a finales delsiglo XIX y a principios del XX (1904) es designado “monumento nacional”.
Puedes visitarlo todo el año y puedes sumarte al programa de visitas guiadas en español y otros idiomas.
Foto | Anvica y rafael Gómez
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