Quienes vayan a hacer el Camino de Santiago, hay algunas cosas que pueden servirnos de mucho en determinados momentos, ya sea por ayudarnos a reducir el peso de la mochila o para salvarnos de un apuro. Aquí van algunos:
Se puede utilizar un único bote de jabón líquido para el aseo personal y lavar la ropa, y así no tener que cargar aparte con más botes que aumenten el peso que hay que llevar a cuestas
Puede que haya veces que no se llegue a secar la ropa que lavamos en el albergue y ya sea la hora de empezar la caminata nuevamente. Para estos casos, conviene llevar unos imperdibles (o alfileres de gancho) que nos permitan colgar la ropa de la mochila para que se vaya secando durante el recorrido
Hay que saber que los albergues y refugios que hay a lo largo del Camino distan de encontrarse entre los mejores del mundo y en algunos casos las almohadas pueden estar sucias. Con una funda de almohada, que no pesa mucho, este asunto quedaría solucionado
Por la misma razón que antes, puede ser útil llevar un rollo de papel higiénico, ya que en los refugios es probable que se acabe
Si el segundo calzado que llevamos, el que sea para descansar los pies al llegar al refugio, es de goma, se puede utilizar para la ducha
Y, por último, como sugerían los siete imprescindibles de Flyaway, los tapones de oídos vienen muy bien, para que ningún ronquido nos altere el sueño y al otro día estar frescos para la nueva jornada
Por supuesto, hay muchos trucos más para armar la mochila, y cada uno tiene los suyos propios. ¿Tienes alguno que quieras compartir con nosotros?
Foto | Flickr de JuanJaén En Diario del Viajero | Trucos y utilidades para tus viajes