Te seguimos dando pistas para conocer un Tenerife que muchas veces no está en los folletos turísticos. Desde las playas de arena negra de La Orotava, a la envolvente vegetación de Anaga y el Monte de las Mercedes, pasando por La Cueva del Viento, el enorme tubo volcánico del municipio de Icod de los Vinos o los pueblos marineros de Los Abrigos y Tajao, en la costa sur de la isla.
Las playas de La Orotava
Son las más bellas y espectaculares del norte de Tenerife, y no están nunca abarrotadas porque a allí no se llega fácilmente con coche y hay que transitar por los caminos rurales de la zona de El Rincón, un reducto de plataneras que nos dan idea de cómo era el valle de La Orotava en la primera parte del siglo XX, cuando el monocultivo de esta fruta era la base de la economía local. Las playas de El Bollullo, Los Patos y El Ancón (también llamada de Santa Ana) son de fina arena negra y están cercadas por abruptos acantilados de roca volcánica que enfatizan la belleza del lugar.
La que mejor acceso presenta es la de El Bollullo. Tiene bar y también dispone de un parking a escasos metros. Para llegar a las otras, hay que caminar más. Además, conviene informarse de cómo está la senda que conduce a la de Los Patos, porque suele presentar complicaciones. Eso sí, no son el lugar más interesante cuando se va con niños. El fuerte oleaje que hay en ocasiones hace desaconsejable el baño. En cualquier caso, vale la pena acercarse sólo por el panorama, que es embriagador.
La Cueva del Viento
En el municipio norteño de Icod de los Vinos, tradicionalmente la atracción turística era el Drago Milenario. Sin embargo, desde hace unos años también se puede visitar la Cueva del Viento, un impresionante tubo formado por lavas procedentes del Teide del que hay topografiados hasta el momento 18 kilómetros de cavidades, lo que lo convierten en el quinto más largo del mundo, sólo por detrás de los tubos encontrados en el archipiélago de Hawái. En la Cueva del Viento, que se formó hace 27.000 años, nos encontraremos con todo tipo de lavas que nos darán cuenta de la constitución de la isla.
Además, el entorno da cobijo a 190 especies animales que se han acostumbrado a sobrevivir en la más absoluta oscuridad. Alguna nunca vista antes, como la cucaracha sin ojos. La visita dura dos horas, es en grupo y está dirigida por un guía experto. La cueva no está iluminada, y por eso se requiere casco con luz eléctrica. Los adultos pagan 16 euros y los niños (de 5 a 14 años), 5 euros. Además, está abierta de martes a sábado, de 9 de la mañana a 4 de la tarde. Para más información, conviene echar un vistazo a la página de la Cueva del Viento.
Anaga
Es otra de las visitas obligatorias en Tenerife. El macizo del mismo nombre recuerda a mucho al de Masca por sus sierras escarpadas, barrancos profundos y cargados de vegetación y acantilados a la orilla del mar. En fin, pura verticalidad. Se puede acceder a Anaga desde La Laguna, a través del Monte de Las Mercedes (TF-12), o bajando a Santa Cruz y subiendo por el barrio de San Andrés y la playa de las Teresitas (también TF-12). Por el camino nos iremos encontrando caseríos con muestras de la arquitectura popular canaria, como Chamorga, Lomo de las Bodegas o Las Casillas.
Además, se puede hacer senderismo, aunque, por lo escarpado de la zona, conviene ir bien equipado y llevar móvil. También, para prevenir los cambios de tiempo, es aconsejable broncearse y cargar un chubasquero al mismo tiempo. La recompensa al esfuerzo puede ser un chapuzón en una de las calas de brillante arena negra del parque natural, como la de Benijo. También podemos descender hasta la Playa de Almáciga y darnos un baño y un homenaje en forma de parrillada de pescado y papas arrugadas en alguno de los restaurantes que allí se ubican.
Los Abrigos y Tajao
Cuesta creerlo, pero a escasos kilómetros de las aglomeraciones de Los Cristianos, Las Américas o Costa Adeje, hay dos pueblitos ajenos al ajetreo donde uno se puede dar un baño reparador, pero, donde sobre todo, puede degustar el mejor pescado fresco de la isla.
En los Abrigos, que está en las inmediaciones del aeropuerto Tenerife Sur (se accede desde la Autopista del Sur por las salidas 62 y circulando por la TF-65), son recomendables dos establecimientos: Los Abrigos y Perla del Mar, ambos contiguos y a pie del puerto adonde cada mañana llega el pescado fresco que uno podrá disfrutar durante la jornada.
Unos kilómetros más allá por la Autopista del Sur, en dirección Santa Cruz de Tenerife, nos encontramos un enclave aún más tranquilo: el de Tajao. Concretamente hay que coger la salida 46, y en un pispás nos encontramos en medio de la calle principal de este pueblito de pescadores, donde hay media docena de restaurantes altamente recomendables. Además, con precios más asequibles que en los Abrigos. Por destacar uno, podríamos mencionar el Playa Tajao, que también ofrece paella y cazuela, versión canaria de la caldereta de pescado. Una muestra de la gastronomía local y un lujo para el paladar.
En Diario del Viajero | Masca, los acantilados de Los Gigantes y avistamiento de cetáceos en Tenerife