Los cuervos de la Torre de Londres y toda la leyenda que los rodea
Uno de los clásicos imprescindibles de las visitas a la capital del Reino Unido es la Torre de Londres, a la que todos vamos buscando historias de presos, ejecuciones, a ver a los Beefeaters, las Joyas de la Corona y, por supuesto, los cuervos y toda la leyenda que los rodea. Esos pájaros de cierto mal agüero llevan sobre sus negras alas una gran responsabilidad.
Las visitas a la Torre de Londres incluyen siempre la protocolaria "persecución" a unos de sus más famosos habitantes, que observan felices a todos los que entra y, si hay suerte, hasta te dedican un posado o una charla. Con tal presentación vamos a conocer un poco más su historia y su cometido.
Si los cuervos abandonan la Torre, el Reino caerá...
Durante siglos, un destino unido a la Torre de Londres
La versión oficial habla de que el primero en unir el destino de los cuervos a la Torre de Londres fue Carlos II, después de que lo avisaran de que si se iban, el reino caería. Unos dicen que eso se lo dijo el astrónomo real, otros que era él el que quería que se fueran porque hacían sus necesidades en el telescopio de la Torre Blanca. Sea como fuere, los cuervos vivieron felices desde entonces en esa ubicación y el Observatorio Real terminó en Greenwich, con el telescopio de John Flamsteed a salvo de excrementos de ave. Y ahí siguen los unos y el otro desde entonces.
Pero hay más historias, porque la cultura popular cuenta que cuervos salvajes tenían la Torre de Londres como su residencia más o menos fija, supuestamente atraídos por la sangre de las ejecuciones. En la decapitación de Ana Bolena, en 1535, incluso los cuervos de la torre permanecían silenciosos e inmóviles en las almenas y miraban misteriosamente la extraña escena: ¡una reina a punto de morir!, pero perdieron completamente las formas en la de Lady Jane Grey, la Reina de los Nueve Días, picoteándole los ojos con saña en cuanto tuvieron ocasión.
Una vida feliz, un dedicado cuidador y unas plumas recortadas
Si todos los cuervos desaparecen esa leyenda dice que caerá el Reino y la Torre, así que por orden del gobierno tiene que haber seis cuervos siempre (más alguno de repuesto): Poppy, Erin, Jubilee, Rocky, Harris, Gripp y Georgie... Más Merlina, que era la séptima, y reina indiscutible y que ha desaparecido a principios de año, temiéndose todo el mundo lo peor.
Los cuervos pueden fluir libres por los dominios de la Torre durante el día y dominan hasta cuatro territorios diferentes dentro de los muros. Son desde luego una de las grandes atracciones en la visita y que si hay suerte puede coincidir con uno de los dos momentos del día en los que el Ravenmaster, el Beefeater encargado de su cuidado, los alimenta. ¿Su dieta? Exquisita donde las haya: ratones, 200 gramos de excelente carne cruda, manzana y uvas, cada dos días un huevo cocido y muchas veces galletas mojadas en sangre.
El Ravenmaster recorta alguna de las plumas de vuelo de una de sus alas para que sí puedan volar, pero no distancias muy largas, aunque más de uno ha sido excesivamente aventurero a pesar de las limitaciones. Por cierto, muchas risas con el cargo y con los Yeoman Warders, Christopher Skaife, el actual, sirvió durante 24 años con honores en la British Army y es de lo más mediático con su cuenta de Twitter, Facebook e incluso Tik-Tok. Vive en la Torre, con su esposa, dos hijas... y sus cuervos.
Siglos de anécdotas
Durante la Segunda Guerra Mundial el estrés del Blitz provocó que tres de los cuervos fallecieran y poco después dos más se fueran. Winston Churchill reaccionó con rapidez y pidió que se llevaran más cuervos a la Torre, en calidad de soldados del reino, con su cartilla militar y todo, con sometimiento a la vida militar, que podría llevar a su expulsión por mal comportamiento. Lo que me lleva a contaros que Raven George terminó en un zoo de Gales en 1986 porque en sus ratos libres se dedicaba a destrozar toda antena de televisión que se le ponía a tiro.
Pero hay más, Raven Grog, en 1981, cuando ya llevaba más de 21 años de honroso servicio, decidió que ya era suficiente y se prefería cambiar la Torre por el patio de un pub. Ese fue el último lugar en el que se lo vio. Raven Munnin fue más aventurero y huyó hasta Greenwich, donde lo recuperó a los siete días un ciudadano.
Una última, la que une a dos cuervos llamados James Crow y Edgar Sopper. El primero se murió y el segundo, consciente del revuelo y la atención que provocó el deceso, así que le pareció divertido hacerse el muerto y cuando el pobre Ravenmaster acudió todo alterado a recogerlo, le dio un mordisco y soltó unas buenas carcajadas.
El confinamiento y la desaparición de Merlina
A todos nos ha afectado todo esto, el que diga lo contrario está mintiendo, y si nosotros nos tuvimos que quedar todos en nuestra casa, los cuervos notaron que algo pasaba porque dejaron de recibir visitas. En el fondo se notaron un poco abandonados porque dejaron de tener su público, que aunque los observa desde la distancia, ellos saben que están ahí por ellos.
La desaparición de Merlina hizo saltar las alarmas, porque la leyenda está ahí, y hay que recordar que el año que más se redujo la población de cuervos de la Torre fue el famoso Annus Horribilis, del divorcio de Carlos y Diana, Andrés y Fergie y el incendio del Castillo de Windsor. Con el Reino no se juega, y los cuervos tienen una misión. God Save the Queen!
Imágenes | JoseluBilbo, Gustav Sommer, lino9999, Munia Monsó Tarancón, @Ravenmaster1