Desde hace algunos años, los investigadores vienen analizando cuál es el impacto que tiene en la naturaleza, el desplazamiento en masa de personas, con una finalidad turística. Es indudable que el hombre con estos movimientos migratorios, erosiona y modifica no sólo el ecosistema sino el normal equilibrio de las ciudades que visita (pensemos por ejemplo en los millones de personas que año tras año pasan por lugares como Macchu Picchu, Venecia o las pirámides de Egipto).
Es por eso que, distintas organizaciones a nivel mundial vienen trabajando para crear conciencia entre los viajeros. Una de ellas es Ecotrans, una red española, que en virtud del Principio III de la Declaración de La Haya sobre Turismo, ha elaborado un decálogo claro y sencillo donde se definen las claves de un turismo conciente y responsable:
• Todos los lugares tienen una historia, una cultura y unos valores naturales. El primer paso para disfrutarlos y contribuir a su conservación es informarse sobre sus características de forma que nuestra conducta nunca provoque una merma de ese patrimonio.
• Elegir los establecimientos de hospedaje y camping que hayan adoptado las medidas para reducir el impacto paisajístico y ambiental (arquitectura tradicional, ahorro de agua y energía, transporte colectivo de huéspedes) es una forma de apoyar este tipo de iniciativas. • Ante actividades turísticas poco respetuosas con la naturaleza, como el Motocross (erosión del suelo, contaminación atmosférica y acústica) y el golf (gasto desmesurado de agua, fuerte contaminación por productos químicos), existen otros menos impactantes, como los recorridos a pie, el turismo ecuestre o las excursiones en bicicleta.
• La obtención de agua y energía es cara y tiene serias consecuencias en el medio ambiente. La mejor manera para revertir esto es hacer un uso conciente de la misma.
• Para generar menos basuras deben rechazarse los productos con envoltorios innecesarios.
• Consumir productos naturales de la zona permite disfrutar de la auténtica gastronomía local y contribuir a la economía familiar y a la pervivencia de unos usos del suelo compatibles con la conservación de la naturaleza.
• Los espacios naturales protegidos se han creado para preservar enclaves y especies de gran valor ecológico. Todos ellos cuentan con centros de acogida e interpretación donde proporcionan las orientaciones necesarias para valorar su importancia y disfrutar más de la visita.
• En las zonas rurales es más fácil olvidarse del coche y se puede optar por conocer los alrededores a pie, en bicicleta o en transporte público.
• A la hora de comprar recuerdos es preferible elegir productos de artesanía local. No deben adquirirse plantas o animales, vivos o muertos, pues así se contribuye a su extinción.
• Los viajes son la mejor oportunidad para convivir estrechamente con los hijos. Deben aprovecharse entonces, para inculcarles el respeto hacia la naturaleza y hacia las personas.
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