Tengo una amiga inglesa que cuando le preguntan, ¿por qué vives en Barcelona? Siempre responde: “Porque es el único lugar que conozco donde sirven el cava por copas”. Yo soy de la Ciudad Condal y nunca se me había ocurrido pedir el cava de esta forma hasta que la conocí, así que lo tengo por un buen detector de guiris.
Casualmente, un periodista británico del diario The Sun ha escrito dos artículos con consejos para disfrutar de la ciudad igual que un autóctono. Y, cómo no, ha tenido que mencionar esta particular manera de consumir la bebida catalana estrella.
Lee Bell, así se llama el autor, es un visitante habitual de Barcelona que comparte sus trucos de experto para evitar las trampas para turistas y parecer un guiri. Lo primero, en parte, lo consigue, pero lo segundo… Hay que leerlo.
Los españoles no cenamos paella
Esta indicación es bastante acertada. Evita cenar antes de las 21:00 h y no pidas paella. Este plato, según cuenta, solemos comerlo al mediodía, cerca del mar. La cosa se tuerce cuando recomienda cambiarlo por una fideuá, una opción riquísima, pero igual de poco habitual para la noche.
Pide cañas en lugar de pintas (bien), y vermuts en vez de cocktails (¡muy bien!), o lánzate a las copas de cava a 1 € en Can Paixano (ya salió el turista). En cuanto a la comida, de lunes a jueves, aprovecha los menús del día. Aquí, nada que objetar.
Las Ramblas es el peor sitio donde buscar hotel o restaurante, por sus excesivos precios y la presencia de carteristas. Sabio consejo, aunque no demasiado original. Como alternativa propone los barrios de Sant Antoni, Poble Nou o Gracia. Tampoco están libres de establecimientos carísimos, pero sí que ofrecen más variedad.
Cambia las colas largas por colas cortas
Si vas a Barcelona, asume que vas a hacer colas. Tú decides si quieres que sean largas o cortas. Como sugiere Lee, puedes pasar de la Sagrada Familia o la Pedrera, y admirar alguna obra de Gaudí menos conocida. La Casa Vicens, situada en Gracia, suele estar más tranquila.
Tengo que reconocer que esta propuesta casi podría haberla hecho un barcelonés. En 2022, este monumento solo recibió 126.632 visitantes, frente a los 4,5 millones que pasan al año por el Park Güell.
Otra idea en esta línea, es prescindir de la Barceloneta y la Villa Olímpica, siempre llenas, y dirigirte a alguna playa cercana como la de Badalona o Castelldefels. Tiene gracia porque cuando llegues descubrirás que tampoco cabe un alfiler. Aléjate un poco más con el tren de cercanías, al menos hasta el Maresme, si pretendes encontrar algo de paz.
Di no al metro, a saber por qué
Abusar de los taxis puede salirte muy caro, eso es obvio. Si vienes del Aeropuerto, la pauta de Lee es que cojas el bus que, según él, solo tarda 5 minutos más. Ni en tus mejores sueños, aunque es verdad que te ahorrarás al menos 20 €.
Para pasear por la ciudad, nada de taxis, ni de metro, caminar es la mejor alternativa. Cuando te canses, que te cansarás, pedalea. Las bicis de Donkey Republic le parecen ideales, sobre todo si quieres explorar Barcelona como un local. ¿Hay algo más guiri que eso? Eso sí, no te apuntes a los tours en grupo porque los lugareños te mirarán mal. Palabra de británico.
Por último, compra los souvenirs en Gracia, que son más auténticos. No es coincidencia que este barrio aparezca tantas veces mencionado, hoy en día tiene más turistas que vecinos. Una vez más, nuestro Cicerone ha vuelto a fallar.
Sin embargo, en conjunto, reconozco que no está tan mal la guía. Al menos consigue una parte de su propósito, pasarlo genial sin acabar en la ruina. Y eso, hoy en día, en Barcelona, ¡no es fácil!
Portada | Ruan Martinelli - Unsplash