Cuando se planea hacer un viaje, no sólo se debe tener en cuenta la parte operativa (reservas,documentación en regla, visados) sino que además, uno de los aspectos que más hay que priorizar durante el mismo, es el del cuidado de la salud.Según la medicina de viajero (una nueva especialidad de la ciencia moderna) si se tienen en cuenta estos sencillos consejos, y se evitan los excesos, el viaje será todo un éxito.
Cuando se prepara el equipaje, y teniendo en cuenta la estación del año del lugar de destino, poner en la valija, ropa que proteja del sol y los mosquitos si es verano o del frío, el viento y las lluvias si es invierno. (En ambas estaciones portar siempre un paraguas de mano y un pequeño pilotín). No olvidar además, cargar el botiquín de primeros auxilios.
Llevar siempre calzado, para prevenir lesiones, mordeduras e infecciones. Además, tener en cuenta que las largas caminatas pueden provocar la aparición de ampollas. En este caso, utilizar vendas para prevenir las lesiones y llevar algodón y gasas para cubrir las que aparezcan.
Aunque el agua en la mayor parte del mundo es potable, nunca tomarla de los grifos y cuidar la alimentación, evitando consumir comidas callejeras, de dudosa procedencia o que a simple vista no cumplan con las condiciones básicas de conservación o de cocción.
Si se viaja a una zona donde existen enfermedades como la malaria, el dengue, el mal de Chagas, hantavirus o cólera, informarse de las formas de contagio y vacunarse en los casos en que sea posible.
Al llegar al lugar de destino, siempre descansar al menos un día para contrarrestar los efectos del jet-lag, y no olvidar beber abundante agua para compensar la presión de los líquidos corporales que se ven alterados por la presurización del avión.