Shanghái se caracteriza por ser arquitectónicamente extravagante. Su Skyline está considerado uno de los más originales del mundo. Allí podéis encontrar edificios de todos los tipos, lujosamente iluminados, donde se hibrida lo moderno con lo clásico, lo minimalista con lo extremo.
Según el Consejo de Edificios Altos y Hábitat urbano, en los últimos 10 años se han construido 294 edificios de 50 plantas o más en el mundo, un número que supera a la cifra de rascacielos de los 100 años anteriores. La mitad de todos estos nuevos edificios se construyeron en China y Japón.
La torre de Shanghái ha alcanzado recientemente los 632 metros, convirtiéndose en el segundo edificio más alto del mundo. Sólo la supera la torre Burj Jalifa, en Dubai, con 824 metros y 124 pisos.
Además, a la hora de construir edificios, son tetrafóbicos. La tetrafobia (la aversión al número 4) penetra con tanta intensidad en el este de Asia que los ascensores de muchos edificios no tienen número cuatro. Esta fobia se origina en el hecho de que la palabra china para cuatro (sì), suena muy parecido a la palabra china para muerte (sǐ).
Uno de los edificios más llamativos construidos recientemente parece algodonoso como una almohada. Precisamente porque es una gigantesca almohada. Bueno, en realidad son 100 almohadones unidos entre sí. Este bloque de apartamentos está revestido con 100 almohadones gigantes que, lejos de su aspecto de castillo hinchable infantil, proporciona una gran eficiencia energética al inmueble: al estar recubierto de nailon, es más cálido en invierno y más fresco en verano.
Edificios que se caen como dibujos animados
El crecimiento desaforado de China también está dando origen a situaciones tragicómicas más propias de los dibujos animados que de la realidad, y no sólo por la forma de sus edificios, sino por su consistencia… y por su forma de derrumbarse. Bloques de viviendas de 13 plantas que de repente se vencen hacia atrás y quedan tumbadas boca arriba.
La razón de que los edificios se derrumben de esta forma tan original es producto de un crecimiento urbanístico mal planificado unido a una insuficiente inversión que se traduce en materiales de mala calidad.
Y es que China está consumiendo en la actualidad la mitad del cemento del mundo, para que luego digan que España es el país del ladrillo. Los edificios se levantan día y noche.
Vía | Dimedondeir Fotos | Wikipedia En Diario del viajero | Urbn Hotel: hoteles ecológicos de lujo en Shangai