A lo largo y ancho del mundo encontramos edificios bonitos, sorprendentes, espectaculares y otros que… bueno, son feos pero al menos son curiosos. Más de un arquitecto ha decidido inspirarse en los objetos más cotidianos para construir edificios que, si bien no han sido muy aplaudidos, sí han atraído las miradas de un montón de curiosos. ¿Os gustan?
Verslo centras 1000 (Kaunas, Lituania)
Este edificio de oficinas obra del estudio lituano RA Studija abrió sus puertas en 2008. Su peculiar fachada representa un billete de 1924, que estuvo en curso en su país antes de la dominación soviética, conformado por 4.500 piezas de cristal. Seguro que sus inquilinos piensan que el dinero llama al dinero.
Estadio Olímpico (Pekín, China)
Cuando en 2008 Beijing fue el epicentro del deporte por la celebración de los Juegos Olímpicos, todas las miradas se posaron en este colosal nido de pájaro que hacía las veces de estadio principal del evento. Además de estar dotado de un sistema de energía solar, es capaz de recoger el agua de la lluvia y utilizarla para su riego y limpieza. Corresponde a los arquitectos Jacques Herzog y Pierre de Meuron. En mi opinión, visualmente es muy potente.
Edificio Cesta Longaberger (Newark, EEUU)
Algunos son menos sutiles a la hora de buscar formas que evoquen a objetos cotidianos para representarlos en un edificio. Es el caso de la sede de la empresa Longaberger, dedicada en sus inicios a la fabricación artesanal de cestas de madera. Como podéis ver, no le dieron muchas vueltas a la hora de proyectar su edificio, simplemente plantaron una enorme cesta de 150 toneladas en mitad de Ohio.
Parking de la Biblioteca Pública (Kansas City, EEUU)
Y siguiendo la estela de edificios que representan lo que contienen encontramos esta biblioteca pública estadounidense cuya fachada que da al parking no es otra cosa que libros. Como curiosidad, los títulos de los libros que se pueden ver a tamaño gigante fueron elegidos por votación por los socios de la biblioteca. Entre ellos está ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez con su título en español o Las aventuras de Huckleberry Finn. Horteras pero democráticos.
La casa Jenga (Kumakura, Japón)
En un entorno idílico de bosque, cerca del pueblo japonés de Kumakura, encontramos la Final Wooden House del estudio Sou Fujimoto, más conocida como Jenga House, ya que recuerda al mítico juego de piezas de madera en el que debemos intentar construir una alta torre sin perder el equilibrio. Su interior es fascinante, lleno de recovecos que dejan las piezas aunque no sé si será especialmente cómodo… Sólo espero que sea más estable que las torres de Jenga que hago yo.
Casa Zapato Haines (Pensilvania, Estados Unidos)
En 1948, Mahlon Haines, dueño de la empresa de zapatería Haines, no encontró mejor forma de promocionar su marca que construyendo esta gigantesca bota en Pensilvania. Lo curioso es que se trata de una casa completamente funcional con tres dormitorios, cocina, salón y dos cuartos de baño. Actualmente no vive nadie, ya que se realizan visitas turísticas.
Fotos | Wikipedia, akasped, calebdzahnd
En Diario del Viajero | Un autobús en equilibrio inestable sobre la azotea de un hotel de Hong Kong