Mientras en Europa occidental son cada vez más comunes los trenes de cercanías y media distancia con clase única, y se reducen las diferencias entre primera y segunda (o preferente y turista, en los trenes españoles), en Rusia sigue habiendo una marcada diferencia (tanto en precios del billete como en servicios) entre las diferentes clases (hasta cuatro) con las que cuentan sus trenes.
Spalny Vagon, primera clase
Se trata de los típicos compartimentos, tan habituales en los trenes de Europa central y del este, con sólo dos asientos, convertibles en litera. La comodidad reside en tener que compartir la “habitación” entre dos viajeros (o con un poco de suerte, no compartirlo) en vez de cuatro. En los trenes más nuevos (y caros) algunos de los compartimentos de primera reciben el nombre de lyux (‘lujo’) y tienen corriente eléctrica y reproductores de DVD. Todavía por encima existen compartimentos de clase VIP, que incluyen baño y ducha propios en cada compartimento, en trenes como el Alexander Nevsky.
Los billetes de primera clase incluyen en el precio complementos como la ropa de cama y en algunos casos los menús en el vagón restaurante, además de la comodidad de tener el mismo personal para muchos menos pasajeros (máximo 16 plazas) y menos colas en los servicios. Por lo general, el precio de primera clase es el doble que el de segunda.
Kupé, segunda clase
Los vagones kupé son la segunda clase y se asemejan a los vagones de compartimentos habituales en Europa. Cada compartimento tiene cuatro plazas acolchadas, que se pueden convertir de dos bancos de asientos a cuatro literas en filas de dos. La cantidad de pasajeros es notablemente superior a la primera clase (36 plazas), con los mismos servicios comunes.
Suele ser la opción estándar para viajeros internacionales, y la referencia que utilizan muchas guías de viaje para ofrecer sus estimaciones de precio. Suelen ser bastante tranquilos y si se viaja en grupo, ofrecen más intimidad (las cabinas se pueden cerrar), aunque si los compañeros de compartimento son poco agradables o sospechosos, se puede arruinar la experiencia de viaje (por ejemplo, en el caso de mujeres viajando en solitario). El precio suele ser del doble que los vagones de tercera.
Platskartny, tercera clase
El platskartny es la auténtica experiencia ferroviaria rusa. En estos vagones de billetes baratos se junta gente de toda condición, y los extranjeros son un exotismo que llamará la atención de más de un viajero. Se trata de un vagón abierto, con las literas (convertibles en asientos sentados) distribuidas en parejas de dos enfrentadas entre sí y otras pegadas a la pared opuesta, con el pasillo pasando por el medio.
Viajar en estos compartimentos de 54 plazas es una sensación similar a la de estar en un dormitorio colectivo con muchos desconocidos. La presencia de muchas personas en el mismo habitáculo hace estos vagones, paradójicamente, más seguros. Durante el día, es normal confraternizar y que los rusos ofrezcan comida e incluso alcohol a los extranjeros.
Además del precio (muy barato) y la posibilidad de vivir una verdadera aventura rusa, es conveniente tener en cuenta algunas desventajas, por ejemplo, los ruidos, los olores (especialmente en viajes largos) y las colas en los servicios.
Obshchy, cuarta clase
Un vagón de cuarta clase es exactamente igual que uno de tercera, pero el billete sólo da derecho a plazas sentadas, por eso se pueden llegar a ocupar 81 plazas en lugar de 54 (lo que hace imposible convertir los bancos en literas, ya que habría que compartirlas entre dos personas). Los precios son aún más baratos que en tercera clase, pero evidentemente a costa de más incomodidad. En trenes de largo recorrido no suele ser habitual encontrar esta opción.
En los trenes diurnos de media distancia, la clase obshchy se compone de vagones normales no compartimentados, de plazas sentadas reservadas, como en los trenes regionales occidentales. En trenes suburbanos es habitual que sólo exista esta clase, mientras que en otros servicios diurnos de distancias más largas, puede haber ocasionalmente una clase superior denominada sidyachy y formada por compartimentos de seis asientos.
Consideraciones generales
En todos los vagones, hay una mujer llamada prodovnitsa (son poco habituales los prodovniks varones) que está a cargo de la seguridad y la atención a los pasajeros. Ella es quien vende la ropa de cama (no suele costar más de dos euros) y ofrece té y café a los pasajeros (a precios bastante módicos). No es probable que hablen inglés, pero lo normal es que se preocupen especialmente de ayudar a los extranjeros, sobre todo si hay mujeres. Por eso, es muy aconsejable ser agradable con ellas.
En todos los vagones hay un samovar con agua hirviendo, de acceso gratuito. Ya que el agua de los servicios no se debe beber bajo ningún concepto, el samovar puede ser la salvación para la sed (claro que hay que esperar un rato a que el agua se enfríe). Además, nada nos impide llevar nuestro propio café soluble, té o incluso comida preparada instantánea, y utilizar el agua del samovar.
Aunque se suele intentar mantener limpios los servicios, en las clases inferiores (con muchos más pasajeros) a veces esto es difícil. También pueden ser problemáticas las colas matutinas. Hay que destacar también que en los trenes rusos está permitido fumar, siempre que sea en los extremos de los vagones, junto a las entradas (al igual que sucedía hasta hace pocos años en los trenes europeos).
Independientemente de la clase, viajar en tren por Rusia siempre es una aventura, pero las características de dicha aventura pueden ser muy distintas en función del tipo de billete seleccionado. Por razones económicas, el platskartny es la opción más popular para los mochileros, aunque si se quiere optar por un poco de comodidad extra o viajamos en grupos (especialmente si son de cuatro personas) la segunda clase se impone. Para los más adinerados, no está de más probar la primera clase o incluso los vagones VIP. Los rusos tienen un concepto sofisticado (y a veces muy peculiar) del lujo.
Imagen | marktristan
Más información | Railovution
En Diario del Viajero | Descifrando un billete de tren ruso