Pese a que el turismo está en augmento en Sri Lanka, son muy pocos los viajeros que deciden visitar su capital, la frentética y caótica ciudad de Colombo. Ya sea porque el aeropuerto internacional está bastante lejos o porque directamente no tienen interés en acercarse a la capital, todos aquellos que no la llegan a conocer se pierden una experiencia única.
Esta ciudad que está creciendo y desarrollándose a un ritmo insospechado aún conserva zonas de legado colonial que resultan muy atractivas e interesantes. Éste es el caso de Fort, el barrio más histórico donde aún se pueden visitar edificios de los tiempos coloniales, como el Old Dutch Hospital, actualmente convertido en un moderno y coqueto centro comercial.
No obstante, una de las zonas más auténticas de la ciudad y que sin duda dejaran con la boca abierta a quienes la visiten es Pettah, el barrio que desde tiempos remotos es la zona comercial de la ciudad. Se trata de un entramado casi laberíntico de pequeñas calles y grandes avenidas que rebosan de actividad, color y olor. Se trata de un gigantesco mercado que abarca todo un barrio entero.
Cada calle se especializa en un producto (ya sea electrónica, bisutería, verduras o animales vivos) y en todas ellas, es fácil encontrar templos de muchas de las religiones que conviven en Sri Lanka: mezquitas, templos hindúes, alguna iglesia católica...
Pettah es una zona muy caótica y siempre repleta de gente por lo que para alguien puede llegar a resultar muy agobiante. No existe ningún orden que nuestra lógica occidental pueda comprender, así que más vale dejarse llevar por los ríos humanos y deambular sin más. También es importante decir que son varias las guías que advierten que es un lugar en el que los robos son bastante frecuentes: simplemente id con 4 ojos y no pasará nada. Como en todo el país, las sonrisas son lo más común.
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