Hoy vuelvo a echar mano de mi cantera de paisajes impactantes para compartir con vosotros uno que he tenido la suerte de ver hace muy poquito: las dunas de Khongoryn Els, en el desierto del Gobi, Mongolia.
Lo primero a señalar es que Mongolia es un país con una infraestructura que hace difícil recorrerlo por cuenta propia; por este motivo, resulta casi imprescindible contratar un tour que nos lleve en furgoneta por la zona de nuestra elección.
Uno de los tours más clásicos y demandados es aquel que recorre una (mínima) parte del desierto del Gobi, en el sur del país. Y es que siendo el Gobi es uno de los desiertos más grandes del mundo, en un tour de una semana no podemos aspirar a ver más que una parte muy pequeña del mismo.
Pero no os preocupéis, porque estas excursiones están preparadas para llevarnos a tiro hecho a algunos de sus puntos más llamativos: paisajes de una belleza asombrosa, que hacen que el esfuerzo y las largas horas pasadas en la furgoneta merezcan la pena.
Las dunas de Khongoryn Els (“arenas cantantes”, en idioma mongol) son uno de ellos. Situadas dentro del Parque Nacional de Gurvan Saikhan, lo verdaderamente llamativo de este lugar no es la extensión que ocupa (180 kilómetros de largo por 12 de ancho), sino el contaste de ver esas enormes montañas de arena, que llegan a alcanzar los 300 metros de altura, justo al lado de un oasis de un verde exuberante.
Normalmente los tours llegan a la zona al caer la tarde, permitiendo de esta forma pasar la noche en un campamento de gers frente a las dunas, y dar un paseo en camello de algo más de una hora, ese mismo día o a la mañana siguiente, a nuestra elección.
Yo os recomiendo subir en el camello esa misma tarde. La puesta de sol tiñe el paisaje de los colores más hermosos, y la experiencia es mágica. Además, así tendréis la mañana libre, y si madrugáis mucho, podréis ir a pie hasta las dunas para ver el amanecer desde ahí: no os arrepentiréis.
El precio de un tour de siete días por el Gobi ronda los 200 euros, en función de la calidad de los servicios incluidos y el número de personas que ocupen la furgoneta. Un precio ajustado, especialmente teniendo en cuenta que la maravillosa experiencia de dormir bajo uno de los cielos más estrellados del mundo... no se paga con dinero.
Sin duda, las dunas de Khongoryn Els es una de las cosas que más recuerdo de mi excursión por el desierto del Gobi, pero representan sólo una pequeña muestra de los increíbles paisajes que, subidos en aquella vieja forgoneta, tuvimos la oportunidad de ver esos días. En las próximas semanas compartiré con vosotros alguno más.
Fotos | Carmen En Diario del Viajero | Mongolia: el lago Blanco, Sabores de Mongolia: el Aaruul