Hase-dera, el templo de los niños perdidos de Kamakura, es uno de los más bellos y conmovedores lugares que se pueden visitar en esta ciudad de la prefectura de Kanagawa en Japón.
Para llegar desde Tokyo, debéis pillar la JR Yokosuka Line y en menos de una hora estaréis en la ciudad. Debéis pararos en la estación de Kamakura y desde allí ir andando hasta Hase-Dera. La entrada cuesta 300 yenes (2,7 euros).
Una vez allí, el templo Hase-dera está repleto de miles de estatuas de Jizo, el buda patrón de los viajeros y de los niños difuntos, lo cual resulta muy inquietante y a la vez sobrecogedor.
El Hase-dera es célebre en Japón porque muchas mujeres van a colocar allí las estatuas de Jizo tras perder a sus hijos en un aborto o en circunstancias peores. Os aseguro que se te hiela la sangre al pasear por sus jardines y ver cientos y cientos de figuritas.
No obstante, a pesar de estas estatuas un tanto macabras, el Hase-dera es un templo fantástico, con unos jardines y unos edificios maravillosos, de esos que merece la pena pasarse un buen rato explorando.
Tras superar el terrible ejército de Jizo, llegaréis a un edificio impresionante que guarda en su interior una imagen de nueve metros de altura de un Buda Kannon con 11 caras y elaborado en madera tallada. Por lo visto, el templo data del año 736, y según una leyenda, la corriente arrastró la estatua hasta la playa.
Si viajáis hasta el Hase-dera, el templo de los niños perdidos de Kamakura, os recomiendo que le dediquéis mucho tiempo y que subáis hasta la parte alta. Tendréis unas vistas magníficas de la playa de Kamakura y sus preciosas montañas.
Imagen | Pau En Diario del viajero | Japón: El Gran Buda de Kamakura, Japón: Philippe Starck dejó su Flamme d’Or en Tokyo