Una de las experiencias más divertidas que tuve la ocasión de vivir durante mi viaje a Israel fue recorrer el desierto de Judea en un 4×4.
Y es que, aunque el turismo religioso a veces acapare todo el protagonismo, Israel es un país pequeño pero con una gran variedad de atractivos para satisfacer tanto a los amantes de la naturaleza como de los deportes de aventura. Uniendo ambas premisas, el recorrido en 4×4 puede ser considerado una de las actividades estrella.
El mejor lugar para contratar la excursión es el mar Muerto, si entre baños y tratamientos de belleza encontramos una mañana o tarde libre, ¡a veces cuesta decir no a los placeres de la vida!
El pequeño “esfuerzo” merece la pena. La experiencia de recorrer los áridos y escarpados paisajes del desierto de Judea a toda velocidad acompañados por un conductor experimentado no tiene precio y quedará grabada en nuestra memoria como uno de los highlights del viaje.
Por supuesto, los más valientes tienen también la opción de adentrarse en el desierto por cuenta propia, sea en bicicleta o a pie. La primera opción queda reservada a los más deportistas, mientras que la segunda, si bien se trata de una caminata memorable, no nos permitirá alejarnos demasiado de la zona hotelera, perdiéndonos así algunos de los puntos más fotogénicos y remotos.
No demasiado lejos se encuentran otros lugares de interés turístico como las cuevas de Qumrán o la Fortaleza de Masada. Para visitarlos tendremos que reservar al menos otro par de días, y es que ya lo hemos dicho: Israel es un país pequeño con mucho que ofrecer.
Foto | Carmen
En Diario del Viajero | Diez destinos de aventura sorprendentes, La Tumba del Jardín, en Jerusalén