Los jardines del Centro Mundial Bahaí, con la ciudad de Haifa y el mar Mediterráneo como marco de fondo, forman una imagen de postal que nadie que viaje a Israel puede perderse al recorrer su costa norte.
Para disfrutarla debéis subir a lo alto del Monte Carmelo; desde allí podréis admirar la perfecta simetría de sus 18 terrazas, impecablemente cuidadas, con la dorada cúpula del Santuario del Bab reflejando los rayos del sol.
No es la primera vez en Diario del Viajero que hablamos de la religión Bahaí. El Templo del Loto, en Nueva Delhi, es también un claro ejemplo de la importancia que el Bahaísmo otorga a la belleza, siendo esta una virtud que sólo es posible mantener gracias al trabajo de los miles de voluntarios de todo el mundo que, por largos periodos de tiempo, acuden a estos centros para contribuir al bien de la comunidad.
Haifa, la tercera ciudad más grande de Israel, se ha convertido en un importante centro de peregrinación para los fieles bahaís, que acuden a ella por ser el lugar al que su líder, Bahá’u’lláh, fue desterrado, muriendo en la zona 24 años después.
Al margen del Bahaísmo, es innegable que una vista como la de la fotografía bien merece una parada a propósito en la ciudad de Haifa. Por otra parte, subiendo al Monte Carmelo podremos presumir de haber pisado otro de los muchos escenarios bíblicos que convierten Israel en el mayor destino de turismo religioso del mundo.
Imagen | Carmen En Diario del Viajero | Ocio para todos en el puerto de Tel Aviv, Monte de los Olivos en Jerusalén