El Puente del Viento y la Lluvia de Chengyang es el ejemplo más emblemático que podemos admirar en cuanto a estas construcciones tan características de los dong.
La minoría étnica dong, una de las 56 reconocidas por el Gobierno chino, cuenta a día de hoy con unos tres millones de integrantes, en su mayor parte esparcidos por las provincias de Guizhou, Guangxi y Hunan.
Dado que a los dong les gusta asentarse en zonas frescas y montañosas, cerca de los ríos, con el tiempo han llegado a ser grandes constructores de puentes. Una habilidad que han convertido en un auténtico arte.
La mayor curiosidad de estos puentes es que para su construcción los dong no emplean un solo clavo. Tan sólo ensartan la madera como si de un gran rompecabezas se tratase, y aún así el puente resiste, como su nombre indica, las inclemencias meteorológicas durante siglos.
Este detalle cobra especial importancia en el caso del magnífico puente de Chengyang, en pie sobre el río Linxi desde 1916. Su gran tamaño hace de él una auténtica obra de ingeniería, ya que sus 64 metros de largo se sostienen sobre tres grandes columnas de piedra sin más ayuda que la estabilidad lograda por el propio ingenio de los dong.
No sin motivo, el Puente del Viento y la Lluvia de Chengyang ha sido catalogado como uno de los puentes más hermosos del mundo. Se llega a él en autobús local desde Sanjiang (una localidad a 4 horas de la más conocida Guilin), y el ticket para verlo cuesta 60 yuanes.
Foto | Carmen En Diario del Viajero | El Puente de Marco Polo, en las afueras de Beijing En Diario del Viajero | Paisajes impactantes: el Bosque de Piedra de Shilin