Aunque en la capital de China sobran cosas para hacer y ver, si disponemos de algo más de tiempo no nos equivocaremos dedicando una mañana a acercarnos hasta el Puente de Marco Polo, situado a escasos 15 kilómetros de Beijing.
Siendo Puente de Luguo su nombre original, este puente de granito es más conocido a nivel turístico por el del hombre que lo hizo famoso en occidente: Marco Polo, quién tras encontrárselo durante a su viaje a China en el siglo XIII, lo describió como uno de los puentes más bellos del mundo.
La característica más llamativa del “Puente de Marco Polo” son los leones que adornan sus 281 pilares. Cada uno de ellos, a su vez, escondiendo en su cuerpo otros leones, dando un total de casi 500 animales, si bien los expertos opinan que el número original pudo haber sido de más de 600.
Pero no son sólo sus características arquitectónicas y artísticas las que hacen de este puente un lugar digno de ser visitado. El Puente de Luguo está lamentablemente asociado a un episodio gris de la Historia del país, ya que fue en él donde tuvo lugar el “Incidente del 7 de Julio” que marcó el inicio de la Segunda Guerra Chino-Japonesa; una cruenta guerra de la que si bien China salió victoriosa, se cobró millones de vidas entre la población civil del país.
Imagen | Hectorhannibal En Diario del Viajero | El templo taoísta de Dongyue en Beijing, Viaje a China: recomendaciones de la casa