El mercado nocturno de Luang Prabang es uno de los mercados más pintorescos e irresistibles del sudeste asiático: un verdadero peligro para los adictos a las artesanías, los souvenirs bonitos y baratos, y la siempre apetecible comida del lugar.
Montados a lo largo de la calle principal del pueblo, los puestos convierten la vía en intransitable, lo que en absoluto impide que los turistas se abran paso a empujones entre la muchedumbre, ávidos por comprar el mejor recuerdo para llevarse a casa.
A pesar de las aglomeraciones, la imagen de los tenderetes alumbrados con tenues luces, que reflejadas en la tela de los puestos otorgan al ambiente un cálido tono rojizo, resulta realmente mágica. Así, no es raro llegar a perder la noción del tiempo, picoteando de puesto en puesto y regateando con las vendedoras hasta conseguir un precio que satisfaga a ambas partes.
Una vez que se ha recorrido el mercado un par de veces y el agotamiento comienza a hacer estragos, nada mejor que dirigirse a una de las callejuelas transversales, donde los puestos de comida laosiana se suceden compitiendo entre sí con sus precios de risa.
Pescados y carne a la brasa, buffets vegetarianos … todo realmente delicioso, y extremadamente barato, si bien en esta ocasión os doy un consejo: entre el buffet de un euro y el de dos, escoged siempre éste último: la diferencia, a mi parecer, se deja notar.
Foto | Carmen
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