Al igual que ocurre con el Pao de Açúcar, subir al Corcovado para visitar el Cristo Redentor es otra de las excursiones obligadas cuando se viaja a Río de Janeiro. Desde allí se aprecia la vista panorámica con la que sueña cualquier amante de la fotografía.
La estatua del Cristo Redentor tiene un peso de más de 1.000 toneladas y una altura de 38 metros (incluyendo 8 metros del pedestal). Está situada a 709 metros sobre el nivel el mar en la cima del Cerro del Corcovado.
Las obras duraron cinco años y se inauguró en octubre de 1931. Hoy en día, el Cristo Redentor es objeto de vista de miles de turistas cada año y en julio de 2007 fue nombrado una de las Siete Maravillas del Mundo.
Para llegar hasta allí, se puede tomar el Trem do Corcovado que sale desde la estación ubicada en la Rua Cosme Belho. En la entrada encontraréis muchos taxistas que os ofrecerán llevaros por un coste muy aceptable, pero mi consejo es que no les hagáis caso porque vale la pena hacer el trayecto en tren a través del Parque Nacional de la Tijuca.
El Trem do Corcovado es parte del atractivo turístico, pero originalmente se utilizó para transportar las piezas del Cristo Redentor durante su construcción. En el momento del embarque, lo mejor es irse directamente al último vagón para poder conseguir un lugar en la ventana y así poder apreciar la riqueza de la vegetación que nos encontramos durante la subida.
En tren nos deja a unos cuantos metros del Cristo Redentor. Para realizar la última parte del trayecto hay dos opciones: la primera es utilizar el ascensor y la segunda es subir a pie por los 222 escalones que nos separan de nuestro objetivo.
Sin duda, la segunda opción es la recomendable porque además de ser saludable y de poder disfrutar de las maravillosas vistas, nos podemos cruzar con simpáticos amiguitos como el de la siguiente foto que mira extrañado y con ganas de preguntar qué hacemos allí.
Una vez llegamos al cielo, podemos ver cualquier parte de Río de Janeiro. Desde la vista norte se divisan lugares como el Puente Río-Niterói, el centro de la ciudad, Flamengo o el estadio de Maracaná.
Desde la vista sur, podemos apreciar las playas de Copacabana, Ipanema, Leblon o las Islas Cagarras. En cualquier caso, no existen calificativos suficientes para describir la espectacularidad de ambas panorámicas.
Fotos | Fernando Mayor
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