Este post podría enmarcarse en la serie de publicaciones en las que recomiendo los platos que no deben dejar de probarse en determinados destinos. Pero, claro, no podría aconsejar comer algo que yo misma no probaría: el cuy, cuis, cobaya o conejillo de Indias muy tradicional en Perú.
Y eso es así no por su gusto ni sus valores nutricionales que, luego de investigar y preguntar, supe que eran dos motivos muy buenos como para probar, al menos un bocado. Todo se debe a un pre concepto y a la importancia del sentido de la vista a la hora de probar un plato.
Claro, es que el cuy es una especie de roedor andina y, además, se sirve entero en el plato e, incluso, puede adquirirse en las calles a modo de brocheta. Sí, con un palillo atravesando el animal. Una imagen que puede apreciarse, por ejemplo, en las calles más importantes de Cusco.
Así, más allá de la impresión que pueda causar el ver al animal cocinado y el saber que se trata de un roedor, quienes han probado al cuy explican que se trata de una especie que ofrece una carne blanca y blanda.
Además, se trata de una carne con un muy bajo porcentaje de grasa (7.6%) y un alto porcentaje de proteínas (20.3%). Ideal para quienes gustan de comer sano.
De este modo, quienes logren dejar de lado los prejuicios, la impresión o ni siquiera tengan alguno de estos sentimientos, deberán saber que existen distintas maneras de preparar al cuy de acuerdo a la región o ciudad.
Existe, por ejemplo, el picante de cuy que se prepara con papas, ajíes y ajo, también puede comerse frito, asado o bien optar por el tradicional chactado que consta en aplastar al animal mientras se encuentra sobre la sartén para mantenerlo aplanado.
Un plato que para muchos será exótico pero, en ciertos destinos peruanos, es un alimento clásico y que muchos naturales del lugar recomiendan con mucho énfasis a los turistas.
Más información | Wikipedia
Foto | Flickr de Morrissey
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