Determinar dónde está la librería más bonita del mundo se me antoja una tarea inaprensible: hay tantas librerías bonitas, y en el fondo hay tanta subjetividad en tales juicios, que quizá lo más ecuánime sería establecer una lista de cincuenta o cien de las más bonitas (lista donde, sin duda, estaría incluida la que visité en Oporto hace unos años).
Sin embargo, hay un librería que mucha gente considera especial, y que además se ha levantado sobre un sustrato hispánico, pues está enclavada en Buenos Aires. La librería a la que me refiero es el Ateneo Grand Splendid.
Ateneo Grand Splendid está situada en el número 1860 de la avenida Santa Fe, en el centro de Buenos Aires.
Originalmente, cuando se inauguró en 1919, el teatro Grand Splendid era el epicentro del tango: todas las noches se bailaban mientras en el primero piso, en el Studio Grand Splendid, se grababan discos de tango. En él desfilaron grandes personalidades del tango como Ignacio Corsini, Roberto Firpo (quien le dedicó el tango Gran Splendid, en 1927) y Carlos Gardel, quien empezó a grabar para el sello Nacional Odeón.
Radio Splendid empezó a emitir más tarde desde aquí, difundiendo el tango a través de las ondas hercianas. Cuando llegó el cine sonoro, el teatro se convirtió en cine, y fue la primera vez en Argentina que el público pudo oír las voces de los actores.
Actualmente, Ateneo Grand Splendid es una librería de 2.000 metros cuadrados que aún guarda en su esencia toda esa evolución cultural infiltrada de tango. También conserva su lujoso vestíbulo, su grandiosa escalinata, el techo profusamente ornamentado, los candelabros gigantes con sus miles de bombillas, las cariátides, los espejos dorados, las moquetas decoradas, así como dos inmensas cortinas de terciopelo rojo en el escario, que se abren y cierran una sobre la otra.
Donde antes estaba los mil asientos de la platea ahora hay estanterías cuyos anaqueles están repletos de libros, unos 120.000. Los anfiteatro albergan los CD y los DVD. Y los palcos son espacios tranquilos que se han reservado para la lectura.
Ateneo Grand Splendid es un lugar idóneo para visitar aunque no se compre un libro. Pero si tenéis que comprar uno, imaginaréis que el más apropiado sería La biblioteca de Babel, de Jorge Luis Borges.
Vía | 101lugaresincreibles
Imágenes | Christian | Eduardo Wickbold | Pablo Dodda