Si alguien nos pregunta si existen tiburones de agua dulce le podremos decir que sí, que existen. También le podremos decir que se encuentran en el lago Cocibolca, al suroeste de Nicaragua, y que desgraciadamente su número se está reduciendo a niveles alarmantes.
De hecho, no faltan las voces que afirman que estos magníficos e imponentes escualos podrían haberse extinguido completamente, ya que hace algunos años que no se han avistado. Y es una pena, porque es precisamente de este lugar del que quiero hablar hoy, concretamente de una de sus islas: La Isla de Ometepe.
Ometepe es el lugar perfecto para todo aquel que busque tranquilidad y un lugar para desconectar de todo(s) y relajarse. Además de una población muy acogedora que hace honor a la conocida hospitalidad nicaragüense, Ometepe cuenta con algunos alojamientos a precios muy asequibles que harán que a cualquiera se le quiten las ganas de volver. Un ejemplo es la Hacienda Mérida al sureste de la isla, desde donde se pueden contemplar hipnotizadoras puestas de sol desde el embarcadero a escasos metros de las habitaciones.
Hay dos volcanes en la isla: el Concepción, de 1610m, y el Maderas, de 1394m, a los cuales se puede ascender, pero hay que tener en cuenta que no son excursiones fáciles. Este último tuvo una explosión hace unos pocos años, aunque de poca importancia. Otra oción muy divertida es hacer excursiones a cavallo por la isla, por senderos de diferentes niveles de dificultad.
La población principal es Moyogalpa, en el extremo oeste, a la cual llegamos en un pequeño barco desde Puerto San Jorge, cerca de Rivas. Pero hay otros núcleos repartidos, com Altagracia o Balgùe. No olvidemos que se trata de pequeños núcleos rurales de poca población, conectados entre si por un servicio local de autobuses.
Más información l Isla de Ometepe