Conocida como la “Ciudad Blanca”, Arequipa es uno de esos lugares que no podemos pasar por alto en nuestra ruta por el sur de Perú. Y dentro del precioso conjunto que componen sus edificios, el Monasterio de Santa Catalina destaca tanto por su belleza y tamaño como por las apasionantes leyendas que lo envuelven.
El Monasterio de Santa Catalina fue fundado en 1579 gracias, en gran parte, al aporte de Doña María de Guzmán: una joven viuda de la nobleza que, además de ser su primera ocupante, ostentó durante seis años el cargo de priora del convento.
El origen de la ciudadela que lo rodea, haciendo de él un caso único en el mundo, lo encontramos en un gran terremoto que asoló la zona a finales del siglo XVI debido al cual gran parte de sus instalaciones fueron destruidas. Al ser éste un monasterio de clausura, fueron las propias monjas quienes se hicieron cargo de las reparaciones, optando por construirse celdas individuales que decoraban a su gusto.
Según se dice, en esta gran “ciudad dentro de la ciudad” de Arequipa llegaron a vivir más de 450 mujeres, de las cuales sólo 180 eran monjas (en su mayoría, españolas de alta alcurnia). El resto su población la componían muchachas de bajo nivel económico que encontraban en el monasterio un refugio y un plato caliente a cambio de servir a las religiosas.
Por este motivo, todo lo concerniente al Convento de Santa Catalina se ha visto siempre envuelto en el mayor de los misterios y no son pocas las leyendas que pueden escucharse en las calles de Arequipa acerca de lo que ocurría tras sus muros.
El Monasterio de Santa Catalina de Siena abrió sus puertas al público en el año 1970. Puede visitarse de 8 la mañana a 5 de la tarde (de 8 a.m a 8 p.m los martes y jueves) por 35 soles.
Imagen | Rene Quenneville en Flickr Sitio Oficial | Monasterio de Santa Catalina En Diario del Viajero | Ruta sobre Vargas Llosa en Arequipa, Las 7 maravillas de Perú