Situado en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, el jardín botánico de Kirstenbosch es uno de los más famosos del mundo por su diversidad, la riqueza de su flora – sólo posee plantas autóctonas -, y su excepcional situación. Estas tierras fueron legadas por un inglés, Cecil Rhodes, a su muerte en 1902, a la corona inglesa.
Abierto en 1913, este jardín botánico se extiende sobre 528 hectáreas de las cuales, 478 están situadas en la falda de la montaña, mientras que las 36 hectáreas restantes se han transformado en un hermoso jardín que cuenta con más de 7.000 variedades de plantas.
Además del jardín botánico, este espacio cuenta con una zona no cultivada de gran interés con varios senderos que permiten adentrarse en un bosque primario y donde se pueden ver cycas y yellowoods típicos de la región. Saliendo desde el edificio donde están las oficinas del parque uno de estos senderos llega hasta the Skeleton Gorge (Garganta del esqueleto), uno de los más conocidos itinerarios que nos acercan a uno de los bordes de la montaña. Hacia el norte nos podemos acercar hasta el Rhodes' Memorial a lo largo del Devil's peak. Por el sur se encuentra el itinerario hasta el Constantia Nek.
Para celebrar los 100 primeros años de vida de este jardín, los responsables del mismo mandaron construir hace dos año una pasarela para que los turistas que acudieran a visitarlo pudiesen recorrerla.
La particularidad es que esta pasarela es flotante, y serpentea por encima de los árboles. Se trata de un puente realizado en hierro y en madera de 130 metros de largo a 12 metros del suelo, que recorre de forma sinuosa las copas de los árboles de una parte del Parque Nacional de la Montaña de la Mesa.
Gracias a esta pasarela los visitantes podrán admirar la vegetación a vista de pájaro. La mejor época para visitarlo es desde finales de agosto a finales de octubre, coincidiendo con el principio del verano austral.
Más información | Kirstenbosch
Fotos | Adam Harrower
Diario del Viajero | Vértigo en Londres: Tower Bridge se suma a la moda de las pasarelas de cristal
Diario del Viajero | Atrévete a disfrutar del Gran Cañón del Colorado no sólo desde la butaca de un cine