Túnez es un país de contrastes. Como muestra, el Golfo de Hammamet, donde en apenas diez kilómetros de distancia pasamos de la antigua y ruidosa ciudad de Sousse al moderno y apacible Port El Kantaoui.
Con sus blancas casitas de marcado carácter mediterráneo, Port El Kantaoui parece querer recordar a un Puerto Banús africano. Construido en 1979, este puerto artificial es un conglomerado de hoteles, restaurantes de primera categoría, campos de golf, y sobre todo, muchos yates de lujo: todo ello claro exponente del tipo de turismo que recibe.
Su excelente ubicación convierte Port El Kantaoui en un buen lugar donde descansar y hacer un alto en nuestro recorrido por la costa tunecina. Sus largas playas de aguas turquesas invitan al descanso, mientras los más pequeños pueden divertirse en el parque acuático, el parque de atracciones y el zoológico que encontramos sin apenas alejarnos del centro.
Si lo que se busca es vivir experiencias más auténticas, tal vez este no sea nuestro sitio. Pero ya lo hemos dicho: Túnez es puro contraste, y Port El Kantaoui, sólo una de las muchas alternativas que este país ofrece.
Imagen | Eugenijus Radlinskas En Diario del Viajero | El ribat de Sousse o "Monasterio del los Monjes Guerreros", Por qué viajar a Túnez: seguridad o desconocimiento