De pequeño recuerdo que una vez terminado el colegio mi padre me llevaba junto a mi madre y mi hermana a un camping de la Costa Brava (generalmente La Siesta en Calella de Palafrugell o al Cypcela en Pals) y no lo abandonábamos hasta que la sombra del colegio volviera a amenazar nuestras vidas. Mi padre seguía trabajando durante el mes de julio y se nos unía para disfrutar del agosto con la tele en blanco y negro y las paellas al aire libre. Eran dos meses enteros de rodillas maltrechas por la bicicleta, de colajets con premio y de interminables horas de buceo.
Aprendí rápido a nadar gracias a mis primos. Era el pequeño y siempre acababa con la cabeza bajo el agua o retrasado cuando hacíamos carreras o salíamos a cazar pulpos. Entre las playas que frecuentábamos recuerdo especialmente las de Tamariu, Aiguafreda, Sa Tuna, Pals o Begur.
Nuestras madres se prestaban a tomar el sol y nosotros salíamos con los tubos, los pies de patos, una redecilla colgando de la cintura y una espátula para arrancar las ostras. A veces se convertía en una tarea aburrida recoger tantas ostras y pescar tantos pulpos en una tarde. Nuestras madres nos esperaban con limones y en la misma playa nos las zampábamos (a las ostras claro; a los pulpos les esperaba una buena tunda antes de caer a la olla).
En una semana llegamos a la friolera de 100 pulpos sin apenas demasiados esfuerzos. Hablo de principios de los ochenta donde encontrarse un zapato o un pulpo bajo el mar estaba a la orden del día. Hoy en día, afortunadamente el primero raramente se encuentra y el segundo, por desgracia, debe estar casi exterminado.
Begur es un precioso pueblo rodeado por el monte con preciosas calas. En su interior medieval cobija un castillo a lo alto del pueblo ofreciendo un paseo delicioso para acompañar a la playita y a la fideuá. Lo tendréis difícil tanto en Begur como en la mayoría de localidades del Bajo Ampurdán para reservar alguna cosa sin previa antelación; así que dejad el momento de dormir en la parra para cuando lleguen las vacaciones y apremiaros para realizar vuestras tareas administrativo-vacacionales. Existen multitud de apartamentos y campings donde alojaros según vuestras necesidades y presupuestos.
Pals es una delicia medieval junto a la costa. Se trata de un pueblo fortificado donde viven apenas unas dos mil personas y ofrece itinerarios por su núcleo antiguo y sus montes de especial belleza.
Palafrugell es el núcleo más habitado de la zona y una buena base para explorar la zona gracias a las localidades y calas escondidas que lo circundan.
No es fácil llegar a esta zona en transporte público. Existe algunos autobuses de la compañía Sarfa que comunican los pueblos con Barcelona y Gerona aunque una vez ahí, se hace necesario un coche para explorar la zona y descubrir las diferentes playas que se esconden por la costa. Durante las noches de verano, no podéis perderos las cantadas de habaneras que se realizan en la playa de Calella de Palafrugell; ¡una auténtica gozada disfrutando de sardinas y un cremat!
Más información | Ayuntamiento de Pals, Turismo de Begur, Turismo de Palafrugell