¿Te imaginas subir a cuestas de la imaginación de Tolkien y atravesar con tus propios pies el terreno inhóspito y tenebroso de Mordor? ¿Ascender ese mítico volcán de lava llamado Mount Doom aunque afortunadamente exento de hornadas de orcos y detestables Gollums colgados de tu cuello?
El escenario natural de Nueva Zelanda sirvió para la espectacular puesta en escena de la trilogía de El Señor de Los Anillos. Hoy en día, en ambas islas del país existen tours que recorren los lugares más míticos: Hobbiton, Rio Anduin, Amon Hen, Isengard, Lothlorien, Edoras e incluso Mount Doom en el corazón de Mordor. Un lugar plagado de volcanes activos y donde uno se imagina patrullas de orcos deslizándose por las laderas a diestro y siniestro.
Después de realizar la filmación el equipo desmanteló todos los enseres artificiales. No espereis ver esas casitas tan monas por Hobbiton ni mucho menos vayais a Rivendel a ver si algún elfo os prepara unas lembas o una infusión. Probablemente de haberse filmado en China o Estados Unidos, con tal de sacar dinero de los turistas, tendriamos hasta al mismísimo Gandalf haciendo fuegos de artificio o al señorito Frodo dando la bienvenida a los turistas al más puro estilo Micky Mouse.
Aquí se quitó lo artificial y trataron de dejar la naturaleza tan y como estaba anteriormente; su belleza es más que suficiente. Su grandeza sobrepasa cualquier pantalla de cine que conozcas y las sensaciones que rebosa nada tienen que ver con una historia ficticia retocada por ordenador.
Si quieres saborear desde la silla lo que debe ser pasearse por la Mordor de verdad puedes leer a Isabel y José en su espectacular viaje por el mundo.
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