Creíamos que había poco espacio por reducir después de viajar en las apretujadas butacas de la clase turista, pero no es así, el pasajero siempre puede sufrir un poco más.
Lo último en el maltrato de los pasajeros ha sido idea del fabricante de aviones Airbus, quien ha ofrecido a las aerolíneas asiáticas un modelo de aeronave dotado de camillas verticales con apoyos para la espalda y para la cabeza que ocupa unos 62 centímetros contra los 77,5 que ocupan actualmente las butacas.
Así, donde cabían 500 personas sentadas ahora caben 853 de pie. Y hay que dar gracias por el cinturón de seguridad, porque sea como sea la seguridad debe estar garantizada. ¡Menos mal!
El síndrome de la clase turista va a pasar a ser un placebo. Ahora podría convertirse en el síndrome de la sardina enlatada. Ya no saben qué inventar para reducir costes en la aviación comercial, más aún hora que el precio del combustible no para de subir.
Pronto tendremos que tomar una dosis de chiquitolina para ocupar menos espacio o adelgazar unos kilos para reducir el peso corporal.
Lo paradójico es que a la vez que se estudia la posibilidad de enlatar en el avión a la clase turista, algunas compañías aéreas están instalando más lujos y comodidades en primera clase y business. Las que reportan más beneficios, claro.
La clase económica viaja de pie estacada a camillas verticales mientras que en primera lo hacen en módulos cama con masajeadores electrónicos incluidos.
¡Viva la democracia del turista!
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