Muchas veces hablamos de lugares maravillosos más allá de nuestras fronteras y no nos preocupamos de buscar esos sitios maravillosos que están casi a la vuelta de la esquina. No hay que irse a una isla del Mediterráneo para encontrar un pueblo blanco deslumbrante y que derrocha encanto y tranquilidad por todas sus calles. Estamos hablando de Frigiliana, la maravilla escondida en Málaga.
Con la apariencia de uno de esos pueblos turísticos de las islas griegas, pero con la tranquilidad de un pueblo andaluz aún no saturado por el turismo, Frigiliana te enamora en cada rincón y hace que quieras volver cuando apenas has salido.
Incluído dentro del selecto club de los pueblos más bonitos de España desde 2015, Frigiliana es una villa de unos 3000 habitantes, situada a 300 metros sobre el nivel del mar, con microclima subtropical y que te invita a perderte por sus calles sinuosas, estrechas y empinadas en las que descubrirás su herencia morisca.
Las fachadas son de un blanco absoluto, que casi hace daño a la vista con el reflejo del sol y las calles empedradas están impolutas porque de eso se encargan los orgullosos vecinos. Frigiliana es su orgullo y lo mantienen bello para aquellos que quieren admirarlo. La calle principal es la Calle Real, la única por la que se permite el tránsito de vehículos, y de la que parten todas las callejuelas estrechas que conducen al Barribarto: imprescindible visitar el Ayuntamiento, la Plaza de la Iglesia, el Zacatín y la calle dedicada a Hernando el Darra. Desde el callejón del Peñón tendrás la mejor vista.
Frigiliana está situado en la zona más oriental de la comarca de la Axarquía, asomada al Mediterráno desde el Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama. Llegar no es difícil puesto que todo el recorrido desde Málaga (50 minutos aproximadamente) o Granada (100 minutos) es a través de autovía. Una vez allí, a pesar de su tamaño y su encanto encuentras gran cantidad de alojamientos turísticos, casas rurales y hoteles si que por un solo momento pierda su encanto de pueblo pequeño.
Además la gastronomía es maravillosa al igual que en el resto de Andalucía, y no deberíais perderos el Ingenio, una casa solariega de los Manrique de Lara, que se remonta al siglo XVI, y que se enorgullece de ser la única fábrica de miel de caña en funcionamiento en Europa o los restos del castillo árabe, destruido en la Batalla del Peñón. Os faltarán ojos para ver todo lo que os ofrece.
Imágenes | Ken Yamaguchi
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