España es un país de vientos. De resultas de su diversa orografía, en las distintas regiones españolas soplan vientos de diversas tipologías. Algunos, incluso, llevan aparejados algo más: por ejemplo, los vientos que soplan al norte de Cataluña, el conocido como tramontana, dicen que te vuelven un poco loco.
De modo que la próxima vez que estéis recorriendo la península, la piel de toro, no sólo os fijéis en el paisaje, las costumbres o la gastronomía, poned el oído para saber cómo suena el viento, dejad que os sople en la piel para evaluar su potencia, su humedad y su temperatura, permitid que se haga visible a través de la agitación de las hojas, las ramas cediendo y quebrándose, los burujos de polvo revolviendo por el suelo como ciclones mínimos.
La próxima vez que recorráis España, fijaos en cómo se desplazan las nubes, y en las formas que adquieren. Moved la mano como si surfearais. Despeinaos un poco. Y, quién sabe, dejad que el viento os vuelva un poco locos.