La situación sanitaria, la pendimia mundial que nos tiene confinados -al menos en el momento en que escribimos este artículo- va a condenar a la mayoría de los paises destino de turismo a una situación inédita. Sin duda, éste será un verano atípico en España.
Sin turismo británico ni alemán, -los dos principales clientes de nuestro país como destino-, y sin el desplazamiento de los nacionales de esos países a sus segundas viviendas radicadas en España, nos enfrentamos a un verano sin guiris y con mucho temor entre los viajeros nacionales.
Hace unos días nos mostraba mi compañera Viola de Lesseps una campaña de video realizada por Turespaña llamada 'España te espera', ya que cuando podamos viajar, nos tocará redescubrir nuestro país.
Además es que si queremos ayudar a los hosteleros, bares, restaurantes y hoteles, que han permanecido cerrados durante la larga cuarentena decretada por el estado de alarma, convendrá que al menos durante un tiempo apoyemos los destinos nacionales, en especial el turismo de playa, cuyos habitantes prácticamente no tienen otro medio de vida que la recaudación que hacen durante la temporada.
En los hoteles, no encontraremos buffets de desayuno en los que se comparte comida y espacio sino que se ofrecerán probablemente alternativas como las bandejas de desayuno servidas en las habitaciones y los servicios de la limpieza de habitaciones y baños tendrán una importancia capital.
Los restaurantes tradicionales, se verán probablemente obligados a fomentar la posibilidad de comida para llevar o take away o incluso la posibilidad de llevar ellos la comida a los domicilios, con un servicio de delivery o utilizando a las empresas de riders. En sala, los aforos se tendrán que reducir para poder tener más separados a los clientes.
Las terrazas y chiringuitos de las playas serán los negocios que probablemente podrán abrir antes, y en los que no habrá tanto miedo o aprensión al contagio al ser espacios al aire libre, que no dependerán tanto de la separación entre mesas o de la calidad del aire acondicionado que también puede actuar como difusor de los virus.
El problema puede ser la sostenibilidad de muchos de estos negocios que sin la concurrencia del turismo extranjero, -o con una gran merma de su asistencia- y con aforos reducidos para cumplir con las normas sanitarias, pueden verse en la tesitura de no poder mantener el negocio.
En todo caso, todo nuestro sistema turístico, va a tener que reinvertarse con otras actividades, para sobrevivir hasta el descubrimiento y la llegada de la vacuna, que es hoy la gran esperanza con la que soñamos todos.
En Diario del Viajero | Mientras soñamos con viajar, disfrutamos con las imágenes de las ciudades vacías
En Diario del Viajero | Siete razones para visitar Andalucía en verano, más allá de sus playas y el clima