Tal vez este lago podría situarse entre los lagos más extraordinarios del mundo: se trata de Natron, el lago rojo de Tanzania, una maravilla de la naturaleza que nos deja estampas increíbles.
El Natron es un lago salado de Tanzania en la frontera con Kenia, en el Gran Valle del Rift. Junto a él se encuentra el volcán Ol Doinyo Lengai. Su superficie aproximada es de 800 km² y de él se extraen sales de cloro, sodio y magnesio.
Aunque no siempre luzcan tan coloridas, sus aguas están teñidas de naranja en las zonas de mayor evaporación por la proliferación de algas, y también de rojo en algunas zonas más profundas, como sucedía en el caso de otro lago que conocimos hace poco, la laguna colorada de Uyuni, en Bolivia.
La capa de sal alcalina sobre la superficie del lago suele ser blanca, pero también a menudo de color rojo o rosado debido a los microorganismos que la pueblan.
Como en el lago boliviano, está salpicado a menudo por los flamencos, que sobreviven en este peculiar ambiente, inhóspito para la mayor parte de seres vivos. Las aves se alimentan de las algas filtrando las aguas alcalinas gracias a su pico.
El lago también alberga otros organismos “amigos” de la sal, como algunas bacterias, e incluso algunas especies de peces. Pero las altas temperaturas que se alcanzan en la zona, así como el alto contenido de sal de la laguna no es compatible con la mayoría de la fauna silvestre.
En el lago Natron se pueden apreciar formaciones de espirales de carbonato sódico que surgen de las profundidades de la tierra a través de géiseres, lo cual les otorga su peculiar aspecto.
Estas espirales que decoran la superficie de sus aguas, junto a la espuma blanca que surge por la acumulación de sosa en las orillas y la tonalidad roja que adquieren sus aguas o la sal, hacen de Natron, el lago rojo de Tanzania, uno de los paisajes más peculiares del mundo.
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