Esos mapas inventados que aparecen en las primeras páginas de los libros de fantasía y que ayudan al lector a la hora de situarse en el entorno en el que se mueven los personajes tuvieron un precursor: J. R. R. Tolkien. El autor, apasionado por las lenguas y los mapas, incluyó en la primera edición de El hobbit un mapa dibujado por él mismo, en el que figuraban las inmediaciones de la Montaña Solitaria, el objetivo del viaje de Bilbo Bolsón. Luego repitió esta técnica en El señor de los anillos. Y justo ahora se ha encontrado una copia de esta obra en que el mapa tiene anotaciones del propio Tolkien que nos dice en qué lugares se inspiró.
Las anotaciones perdidas de Tolkien, escritas a lápiz y bolígrafo verde, nos descubren los lugares reales que le inspiraron al crear la Tierra Media. El autor apuntó que Minas Tirith, una localización clave en el tercer libro, se basa en la ciudad italiana de Rávena, como podéis ver en la fotografía de aquí abajo.
Y si bien podemos visitar una recreación de Hobbiton en Nueva Zelanda, la que inventó Tolkien está en la misma latitud que la verde Oxford (donde era profesor). Belgrado, Chipre y Jesuralén fueron otras de las referencias del filólogo, y ahora todos esos sitios, si hemos leído su obra, los podemos visitar con otros ojos. Tras la lente de fantasía que Tolkien usó para contemplarlos. Gondor, por ejemplo, está inspirada en Bizancio y en su capital Constantinopla, hoy conocida como Estambul.
El valle de Lauterbrunnen, en Suiza, inspiró a Tolkien para crear Rivendell. Podéis leer más extensamente lo que me inspiró a mí su visita aquí. Como curiosidad, también existe un chalet en la zona llamado Rivendell, que puede alquilarse.
La Comarca también parece tener cierto aire idílico que Tolkien capturó de la campiña inglesa, concretamente de Warwickshire, un condado en el centro de la isla. De hecho, edificios y localizaciones importantes de la Comarca, como la colina de Bolsón Cerrado y el Molino de Ted Arenas, están inspirados en sitios reales.
Los Agujeros Hobbit, las suntuosas madrigueras de los medianos, tienen una base arqueológica. Al parecer Tolkien se inspiró en las ruinas romanas del Cerro del Enano en Lydney Park.
La librería Blackwell’s ha puesto el mapa a la venta junto con otros libros que pertenecían a Baynes, fallecida en 2008. Puedes hacerte con el mapa de la Tierra Media anotado por JRR Tolkien por 60.000 libras.
La tendencia de principiar una obra dibujando un mapa de su territorio, iniciada por Tolkien, se fue propagando a otros autores, como Ursula K. LeGuin y su mapa del mundo de Terramar, que fueron incluyendo mapas de distintos niveles de detalle que habrán de aclarar posibles confusiones del lector relativas a la topografía y geografía de cada mundo.
Esperemos que continúen aparenciendo más pistas de otros mapas de fantasía para que los podamos visitar de verdad.
Vía | Gizmodo