Pero viajar es tan importante como saber por dónde estás viajando en referencia a lo que te rodea, contextualizándolo, estableciendo comparaciones, atisbando influencias. Solo así uno puede entender mejor dónde está.
El problema es que, a pesar de que ahora tenemos mejores mapas que nunca, y que también viajamos más que nunca, mucha gente apenas sabe nada de lo que hay fuera de las fronteras del lugar donde vive. ¿Os acordáis de aquella escena de la película Los caballeros las prefieren rubias en la que Marilyn Monroe insistía en querer visitar “Europa, en Francia”? No es en absoluto una exageración de la ignorancia en geografía.
Mirad el siguiente vídeo de otra rubia, que ni siquiera sabe lo que es Hungría:
Y es que, aunque suene increíble, la quinta parte de los estadounidenses ni siquiera sabe situar su propio país en un mapa del mundo. ¡La quinta parte! Y en un estudio realizado en 1950 por un profesor de Oregón, Estados Unidos, llamado Kenneth Williams, señalaba que la mitad de sus alumnos de primero no eran capaces de situar Wisconsin en un mapa en blanco del país; y solo una tercera parte pudo localizar New Hampshire. La mitad de los estudiantes tampoco sabía situar Londres.
E incluso gente presuntamente leída y cultivada comete errores geográficos imperdonables, como el proferido por Barack Obama en un mitin en Beaverton, Oregón, durante la carrera electoral de las elecciones presidenciales de 2008: “Durante los últimos quince meses, hemos viajado hasta el último rincón de Estados Unidos. He estado en cincuenta y siete estados. Sólo me falta uno”.
Y John McCain, cuando fue preguntado por un entrevistador española si invitaría al presidente de España José Luis Rodríguez Zapatero a la Casa Blanca, McCain respondió haciendo hincapié en “la importancia de nuestras relaciones con América Latina”. Y Sarah Palin creía que África era un país, en vez de un continente.
Hay maneras obvias de explicar el continuo declive de los conocimientos geográficos. A los geógrafos les gusta culpar a la revolución de los programas docentes de los años sesenta y setenta, la cual sustituyó las clases específicas de historia y geografía de la escuela primaria por una insulsa amalgama denominada “estudios sociales”. (…) Un efecto secundario del nuevo programa fue que las clases dedicadas específicamente a la geografía desaparecieron prácticamente de los colegios del país.
A nivel más global, un estudio de 2002 llevado a cabo por National Geographic señalaba las competencias geográficas de personas en edad universitaria de diversos países del mundo. Los que obtuvieron puntuaciones más elevadas fueron Suecia, Alemania e Italia, que respondieron correctamente el 70 % de las preguntas.
Los estudiantes de Estados Unidos respondieron correctamente solo el 41 % de las preguntas, quedando en penúltimo lugar, solo por delante de los estudiantes de México. La razón de que un país como Estados Unidos tenga tantos analfabetos geográficos quizá tenga que ver con su aislamiento geográfico.
Lo explica un poco con humor el escritor de viajes Bill Bryson en su libro Historias de un gran país, donde refiere que un investigador de la Universidad de Berkeley concluyó que el 85 % de los estadounidenses son esencialmente sedentarios y que el 35 % lo son totalmente. El americano medio camina menos de 120 kilómetros al año: poco más de 2 kilómetros por semana, apenas 350 metros al día. Por otro lado, muchos americanos no entienden por qué la gente quiere vivir fuera de Estados Unidos, así que ni siquiera se toman la molestia de visitar otros países: en Estados Unidos, piensan, está todo lo que una persona puede necesitar.