Hace muchos años, una profesora que tuve de francés, muy parisina, me dijo algo que nunca olvidaré. Su lugar favorito de París era el tejado de la Torre Montparnasse porque, desde allí, estaba totalmente segura de que no la iba a ver.
Me pareció que exageraba, hasta que hice mi primer viaje a la Ciudad de la Luz y me encontré cara a cara con semejante disparate. Tenía razón, es un poco terrible, pero hay que reconocer que ofrece las vistas más preciosas que puedas imaginar.
Vamos a aprovechar su parte buena para que, por lo menos, cada vez que nos rompa el paisaje urbano con su presencia, nos quede el consuelo de que no ha sido en vano.
¿Por qué París? ¿Por qué?
Resulta bastante incomprensible, entre toda la belleza arquitectónica que se puede admirar en las calles del centro de París, encontrarse de repente con un edificio que, además de no encajar nada con el entorno, tiene el tamaño de la Torre de Mordor. Mide nada menos que 210 metros, y se encuentra en la avenida de Maine, 33, justo enfrente de los 330 metros de la Torre Eiffel.
Es para pensárselo. ¿Qué es mejor? ¿Subir a la Torre Eiffel y que salga la Torre Montparnasse en la mitad de las fotos, o quedarse en la Torre Montparnasse y conseguir unas capturas impresionantes con los edificios más emblemáticos y majestuosos de la ciudad?
Inaugurada en 1973, en su día fue el rascacielos más alto de París, aunque la Torre First le quitó el primer puesto, con su renovación de 2011. Mide solo un poco más, 231 metros, y no es tampoco muy agraciada, pero por lo menos está más lejos, lo cual es un punto a su favor.
¿Los creadores de la Tour Montparnasse? Eugène Beaudouin, Urbain Cassan, Louis Hoym de Marien y Jean Saubot. En su construcción emplearon 39.000 m² de cristales y 56 pilares de 80 metros bajo el suelo, para una superficie total de 90.000 m². Los 60 y los 70 fueron años muy locos, qué más podemos decir.
Tiene 59 pisos, la mayoría de ellos dedicados a oficinas, y el restaurante Ciel de Paris en la planta 56, para desayunar, comer o cenar con una panorámica impresionante tras las ventanas.
El mirador más espectacular de París
Lo mejor está arriba. Desde la terraza superior de la torre podemos contemplar la gran extensión del cementerio de Montparnasse, el Museo del Louvre, la Catedral de Notre Dame, la Basílica del Sacré Cœur, coronando Montmartre y, por supuesto, la Torre Eiffel en todo su esplendor, de día y de noche.
El precio de la entrada, que es posible reservar con antelación, pica un poco para los adultos: 18 € de lunes a viernes y 19 € los fines de semana y durante el periodo de vacaciones escolares. Pero puedes quedarte arriba el tiempo que quieras: de 9:30 h de la mañana hasta las 22:30 horas de domingo a jueves, y hasta las 23:00 horas los viernes, sábados y vísperas de festivos.
El ascensor solo tarda 38 segundos en subir, es el más rápido de Europa y hace su último viaje de ida 30 minutos antes de cerrar. Lo aconsejable, por supuesto, es ir mucho antes. Porque un momentazo así, es para disfrutarlo sin ninguna prisa.
Aristóteles decía que en todas las cosas de la naturaleza hay algo maravilloso y, por lo que parece, también lo podemos encontrar en las creaciones de los humanos. Casi todos pensamos que la Tour Montparnasse tiene una hermosura distraída, pero ella, a cambio, nos devuelve unas vistas de París, imposibles de olvidar. Quizá su existencia no es tan mala cosa…
Portada | Jeremy Segrott - Flickr