Desde la Edad Media, los suizos se han congregado alrededor de las plazas de la ciudad para participar en el Landsgemeinde, o asamblea estatal, una reunión al aire libre de todos los ciudadanos que se celebra en un mercado o plaza para decidir sobre temas de importancia local a través del voto público.
Suiza se ha caracterizado siempre, pues, por consultarlo todo a sus ciudadanos. Por eso, Lausana quiere también que sus ciudadanos debatan y deliberen a propósito de cómo debe diseñarse la ciudad sin que ésta pierda sus signos distintivos.
Lausana
¿Se pueden corregir los errores de planificación del pasado y modernizar una ciudad antigua sin poner en peligro su espíritu? Esta pregunta tan espinosa es que la se ha entregado a la ciudadanía de Lausana de forma más o menos explícita.
Para ello, Lausana organizó una serie de eventos, debates, caminatas guiadas y lugares de reunión. Algunos temas a debatir fueron tan concretos como lo que se debería hacer para que los espaciosfueran más ecológicos; otros eran más abstractos, como la forma en que el arte público debía moldearse por el contexto.
Todo ello ha sido monitorizado duerante 18 meses por Urbz, un colectivo de investigación con base en Mumbai. Urbz utilizará esta información pública para redactar un resumen de un concurso de arquitectura para volver a imaginar la ciudad. Los resultados, con la esperanza de representar un enfoque genuino de abajo hacia arriba para la transformación urbana, se darán a conocer en 2020.
El epicentro de este debate tuvo lugar en la Place de la Riponne, una gran plaza en el corazón de la cuarta ciudad más grande de Suiza. Una plaza magnífica que, sin embargo, parece haberse estropeado un poco a nivel urbanístico en las últimas décadas.
Para los estándares de la vieja Europa, el espacio ha sido distorsionado por una planificación de tráfico irregular, con una franja de la plaza que ahora es el camino de acceso a un estacionamiento subterráneo.
Mientras, este estacionamiento ha hecho que la plaza que hay encima no sea adecuada para soportar grandes cargas de equipos necesarios para grandes eventos públicos.
La ciudadanía, al expresarse, podrá evitar que ocurran este tipo de cosas, o, al menos, ponderar pros y contras.