Y así fue que el público pudo compartir con ellos la travesía desde su génesis hasta el último día. Y así es que Diario del Viajero tuvo la posibilidad de hablar con Juan y conocer un poco más de la expedición, de sus vivencias y del futuro de dos personas que jamás dejaron de soñar.
- Una vez que la Dirección Nacional del Antártico (DNA) aprobó el proyecto ¿Con cuánto tiempo contaron para preparar el viaje y en qué consistió todo ello?
La confirmación se dio en algún momento de noviembre y nos costó un par de días comprender que era cierto y, de todas formas, nunca lo creímos mucho hasta que pusimos un pie dentro del Hércules que nos llevó a Ushuaia el 3 de febrero.
Claro que desde la aprobación comenzó el remolino de poner el sitio online, conseguir los equipos, la ropa, buscar auspiciantes y comenzar a publicar todo lo relacionado con los preparativos del viaje. Teníamos tan poco tiempo que todo era complicado.
Por un lado teníamos la ansiedad de salir ya, pero por otro nunca terminábamos de estar listos.
- ¿Cuál fue la primera impresión al pisar suelo antártico?
Lo primero fue: llegamos. Es extraño cuando algo que has deseado durante tanto tiempo se hace realidad. Idealizas tanto ese momento que imaginas trompetas y fuegos artificiales, pero las cosas simplemente pasan.
Se puede decir que el primer suelo antártico que pisamos fue la isla Decepción, fue casi un regalo del capitán del barco. Bajamos en dos Zodiacs para marcar el paso del barco y mientras esperábamos que el gigante haga lo suyo, bajamos a la playa. Yo no podía hablar, sólo balbucear expresiones como “wau”, “uuuuuh” y “¡mira!”.
- ¿Cuál fue la experiencia que más os marcó a lo largo de la expedición?
Un día en el que yo estaba de mal humor, me había peleado con mi novia por teléfono satelital (!), y estábamos durmiendo amontonados en el piso de una pequeña sala de un barco. Escribí un post algo crudo que fue malinterpretado por algunas personas de la tripulación. En ese momento no lo vieron, el barco nos dejó en una base donde pasamos 7 días y luego regresaron a buscarnos. Cuando subimos al barco nuevamente, se había generado mal clima con nosotros.
Así fue que entendimos las dificultades de la convivencia y el aislamiento en la Antártida. Y como periodista me marcó porque ahora seré más cauteloso cuando escriba sobre alguien con quien tengo que seguir conviviendo.
- ¿Cuál fue el momento más duro (si es que lo hubo) o lo que más se extrañaba?
Lo más duro fue al día 3 de viaje, para nosotros recién empezaba y teníamos planeado un trayecto de al menos 30 días, pero nos informaron que debíamos regresar el día 8. Entonces pensamos que había terminado todo el esfuerzo de planificación. Pero enseguida nos dimos cuenta de que en la Antártida hay que lucharla cada día. Finalmente logramos comunicarnos vía teléfono satelital y conseguir la autorización de quedarnos el tiempo que quisiéramos.
- ¿Quedó algo pendiente por hacer o conocer?
Base San Martín y Base Belgrano, viajar en helicóptero y pasar unos días en campamento.
- ¿Cómo fue la experiencia de compartir toda la travesía a través de las herramientas de la web 2.0 (blog, Facebook, You Tube, Flickr)?
Por un lado increíble, por otro muy complicada. Así fue que el hermano de Mariano, Fede (alias admin.) fue nuestro soporte en Tierra. Es que contábamos con un ancho de banda limitado y cada vez que deseábamos conectarnos era un despliegue de equipos bastante complejo. Entonces, lo mejor era preparar envíos en zip (archivos comprimidos) y que él los subiera a donde correspondiese.
Una cosa es un corresponsal tradicional que prepara un envío periódicamente y otra la impronta que le quisimos dar, un lifestream desordenado desde el lugar más aislado del mundo. No sé cómo el usuario lo vio desde "la comodidad de su hogar", pero por momentos nosotros sentíamos que estábamos transmitiendo un panorama multidimensional en tiempo real en las condiciones más inverosímiles.
- ¿Tienen pensada alguna nueva aventura?
Es difícil encontrar un lugar más extremo y con más mística que la Antártida, pero seguimos buscando.
- Una vez que regresaron. ¿Esto quedó en sus memorias y en la web o tienen pensado (o recibieron ofertas) para utilizar el material recogido para realizar algún documental o libro?
Estamos editando el material de vídeo con alrededor de 40 horas de filmación, y nos han pedido artículos escritos para distintas revistas. Además, hemos recibido una oferta para hacer una muestra con el material.
- Los países que han firmado el Tratado Antártico procuran poner límites al turismo en la Antártida por el impacto ambiental. Ustedes que estuvieron ahí... ¿Están de acuerdo?
Es un tema muy complejo y filosófico. Por un lado la Antártida debería ser patrimonio de toda la humanidad pero, para poder entender este patrimonio, tienes que estar ahí. Si todos van, lo arruinan, pero si se lo limita sólo los ricos tendrían acceso.
De todas formas, creo que el turismo bien regulado y con planes de ONGs y gobiernos para que quienes lo merezcan puedan conocer, es algo positivo.
- Y por último... ¿Volverían?
Sin duda, de hecho estamos trabajando en eso.
¡Gracias Juan por tu tiempo!