¿Dónde y por qué tomamos uvas en Nochevieja?

En la hermosa residencia particular del Ilustre presidente del Consejo de ministros se reunieron anoche casi todos sus compañeros de gabinete y algunos otros distinguidos personajes. A las doce en punto de la noche saludaron los ministros la entrada del nuevo año comiendo ricas uvas y bebiendo champagne...

Esta escena, que podría corresponder a la celebración del nuevo gobierno español dentro de unas horas, data nada menos que de 1896: se trata de un artículo del 1 de enero (en "La Correspondencia de España") que relataba cómo celebraron estas personas ilustres la Nochevieja a finales del siglo XIX.

No sabemos si entonces comían 12 uvas exactamente, parece ser que eran tan solo tres, pero en todo caso está claro que la tradición de comer uvas, fruta casi fuera de temporada en España en esta fecha, viene de lejos.

De lejos en el tiempo, y de un país vecino en el espacio: en Francia las clases altas acostumbraban a tomar uvas y brindar con burbujas, tradición qué aquí acogieron los aristócratas que veraneaban en Biarritz o en París e imitando con gusto este tipo de prácticas glamourosas provenientes del país galo.

Cada año este día se habla del tema, pero hemos querido profundizar un poco más sobre esta costumbre tan española de tomar las doce uvas en Nochevieja, al son de las campanadas que reciben el año nuevo.

La primera referencia documentada sea probablemente la anterior, pero en los años sucesivos comienzan a aparecer más datos acerca de esta costumbre en diversos periódicos. Poco a poco, la costumbre deja de ser exclusiva de las clases altas y se extiende:

  • Gedeón, 1897: “Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante. Y fuera de que la costumbre no es madrileña, ni las uvas doce, sino tres...”

  • Para la Nochevieja de 1897 ya se había difundido esta tradición de tal modo que los comerciantes vieron un filón en esto y le dieron todo tipo de nombres a estas uvas: "Uvas de la suerte", "Uvas de la fortuna" y hasta "Uvas milagrosas".

  • En los años siguientes se encuentran diversas referencias a la tradición de tomar 12 uvas a medianoche en Madrid, tanto en artículos periodísticos como en publicidad en prensa.

  • Será en 1902 cuando esta costumbre tan madrileña pasó al resto de España (o al menos se ha documentado), así la prensa de Tenerife refería en enero de 1903:

Todos decimos lo mismo, y cuando llega la noche de San Silvestre, nos proveemos de estrechos para damas y caballeros, compramos doce uvas por barba y nos disponemos a comerlas (una por cada campanada de las 12), en compañía de la dama, con quién hayamos salido estrechados.
  • La prensa se queja de la extensión de estas costumbres y cómo se aprovechan los vendedores de ello (cuánta actualidad...). "La Ilustración Española y Americana", 8 enero de 1907:
Y, a propósito de supersticiones, ¿no es admirable la rapidez con que se propagan? Hay escritores que llaman ya tradicional a una costumbre importada del extranjero hace muy pocos años por algunas familias aristocráticas, y acogida con burlona seriedad por la clase media y el pueblo, y que aprovechan los fruteros para revender las uvas por docenas, comprándolas a cestos, que toda costumbre supersticiosa es productiva para los especuladores que ven claro.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta, como ya hemos apuntado, que en aquella época las uvas a finales de diciembre ya estaban fuera de temporada en España, que la producción era pequeña y que no existían muchas de las prácticas que hacen posible que en la actualidad tomemos uvas todo el año.

¿Un excedente de uva y una excelente campaña?

No será hasta 1909 (y aquí viene la parte más conocida de esta historia, la que escucharemos hoy en las noticias) cuando las doce uvas se toman de forma masiva en España y ya no serían exclusivas de la burguesía y aristocracia principalmente madrileñas.

En 1909, agricultores levantinos de Murcia y Alicante, tras un excedente de uva y con objeto de sacar al mercado la producción, publicitaron la costumbre de las uvas de la suerte, aunque no sabemos si traspasó las fronteras de estas zonas, pues entonces ni la publicidad, ni el comercio ni los transportes eran tan globales como ahora. Por eso hay profesionales de la viticultura que dudan de esta explicación.

Pero la versión más aceptada es que lograron popularizar un poco más esta práctica y darle el impulso definitivo que, desde entonces, acabaría por convertirla en consolidada tradición. Desde luego en el impulso al consumo masivo de uva en esta época tuvieron mucho que ver los cosecheros que fueron capaces de promocionar hábilmente sus productos, mucho antes de que se desarrollaran las técnicas de "marketing".

La versión menos "comercial" señala que en la comarca del Vinalopó en el Levante español, los mayores recuerdan que alguien les contó que algún lugareño guardó, como singular y exquisito postre para la cena de Nochevieja, granos de uva suficientes como para que cada comensal los tomara cuando el reloj diera la medianoche.

La relación con la buena suerte puede tener su lógica, ya que el hecho de que un año llegaran tantas uvas tan avanzado el año pudo ser visto como signo de abundancia y prosperidad.

A partir de los años veinte, y más aún hacia los años cuarenta, se va generalizando la tradición, coincidiendo con la puesta en marcha de la técnica de embolsado de racimos, que permite retrasar un mes el proceso de maduración de la uva.

No se conoce con exactitud por qué se puso el número, si es por los «doce meses», una uva por cada mes, o si es por las "doce campanadas", en cualquier caso, menos mal que no les dio por 24...

El 31 de diciembre de 1962, cuando Televisión Española comenzó a transmitir las 12 campanadas desde la madrileña Puerta del Sol, pocos rincones de España quedaron ajenos a esta tradición. Hoy día se consumen en España, en la última semana del año, entre un millón y medio y dos millones de kilogramos de uvas.

La costumbre de tomar las doce uvas en Nochevieja se extendió a varios países de Hispanoamérica, como a México y Venezuela, y en Argentina se comen uvas pasas, aunque hay otras tradiciones autóctonas con las que compiten las uvas.

Imaginamos que se sigue practicando en Francia, de donde es originaria la costumbre, aunque probablemente con menos supersticiones y de un modo menos encorsetado. En cualquier caso, estéis donde estéis, toméis uvas blancas, negras o pasas, lentejas o tartas, sopa, cava o ponche... ¡Feliz Nochevieja y Año Nuevo!

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