Hoy en ruinas, este sitio supo ser un palacio en el que no faltó el lujo y el arte. Un sitio que envió a construir el emperador Tiberius en ese sitio estratégico dado que se trata de la segunda cumbre más alta de la isla. Ello le brindaba una visual increíble y la posibilidad de, desde allí, saber lo que sucedía a su alrededor.
Así, los arquitectos aprovecharon los desniveles del terreno para darle a la construcción un aspecto diferente y, por supuesto, en distintos niveles. Con una superficie de 7000 metros cuadrados, el edificio contaba con amplias terrazas y se encontraba rodeada por amplios jardines y bosques que le daban el marco perfecto.
De este modo, el edificio estaba dividido de la siguiente manera: en el ala norte se encontraban las habitaciones, en el ala sur las dependencias administrativas, en el ala este las recepciones y en el ala oeste una entrada abierta que oficiaba como mirador para obtener una increíble vista.
Por su parte, al sur del edificio se alzaba un faro que funcionaba como medio de comunicación con la villa a través de señales de humo o fuego. Un faro cuyos restos aún hoy pueden verse y disfrutarse.
Pero claro que, el principal atractivo será subir al Monte Tiberio y pasearse por las ruinas de la Villa Jovis, atravesar sus muros y descubrir un poco de historia a cada paso. Claro que, cabe destacar, este sitio fue parcialmente excavado en busca de mosaicos y mármoles que fueron quitados para exponerse en diferentes sitios.
Así que, durante las vacaciones en Capri, la visita a este lugar es una buena idea. Además, se encuentra abierto todos los días desde las 9 de la mañana hasta el atardecer. Una buena opción para pasar el día disfrutando de una hermosa vista, descubriendo lo que fuese un palacio increíble y en contacto con la historia del imperio.
Sitio Oficial | Capri Tourism Foto | Flickr de Ana Lowery