El aeropuerto de Funchal, en la isla portuguesa de Madeira, es uno de esos aeropuertos que destacan por una particularidad constructiva y de ingeniería sorprendentes.
Su pista es una de las más difíciles y peligrosas del mundo a la hora de realizar aproximaciones y aterrizajes, debido a las altas turbulencias ocasionadas cuando la velocidad del viento es superior a 15 nudos. Por todo esto, los pilotos necesitan una licencia especial para realizar operaciones en este aeropuerto, y solo pilotos con experiencia en operaciones diurnas pueden realizar operaciones nocturnas
En el año 2003, debido a que la antigua pista ya se quedaba corta (1.400 metros) y era en ocasiones peligrosa para los aterrizajes, se decidió alargarla. Pero había un problema. No había tierra suficiente para hacerlo. Así que el asunto se resolvió colocándola elevada, sobre 180 pilares de 70 metros de alto. El resultado es sorprendente e ingenioso.
Y no sólo eso, bajo la pista está el aparcamiento del aeropuerto. Imagino que cuando dejas allí el coche puedes oir a los aviones aterrizar literalmente sobre tu cabeza.
El Aeropuerto Internacional de Madeira, que es como se llama oficialmente, es tristemente famoso por haber sido el lugar del peor accidente aéreo de Portugal, el del vuelo 425 de TAP Air Portugal, que en 1977 se salió de la pista y planeó sobre el mar hasta estrellarse contra un puente y quedar partido en dos sobre la playa. Murieron 131 personas.
Pero tranquilos, la nueva pista es más segura, y la isla bien merece una visita.
Más información | Aeropuerto de Madeira (Wikipedia)