Desde las escarpadas montañas de los Twelve Bens en el norte a las doradas playas que llegan a la costa atlántica siempre sabrás que te encuentras en Connemara por el color de la luz que constantemente cambia el carácter y el tono del paisaje.
La forma ideal de visitar la región es sin duda alquilando un coche y recorriendo la zona. No son muy frecuentes los autobuses y menos en temporada baja. Si tienes tiempo y el tiempo lo permite, lo ideal es olvidar las prisas, aparcar el coche y darse un paseo por las montañas. Muy recomendable; acabar la jornada en el calor de un pub, cenar una maravillosa “seafood chowder” (sopa de marisco y pescado) y terminar la velada escuchando música tradicional con una pinta de Guinness en la mano.
Te sorprenderá observar que en la Europa de los 25, a un golpe de Ryanair, todavía existen lugares remotos donde no pasa el tiempo.
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